-   


  

  077. Viernes, 14 Marzo, 2003

Capítulo Septuagésimo séptimo: ¿Por qué se lavan las toallas?, ¿no se supone que estamos limpios cuando las usamos?

Es curioso, ni durante mi ya lejana juventud, ni ahora con la vejez a cuestas, me he sentido discriminado por no tener los mismos gustos que la mayoría en cuanto a con qué tipo de persona quiero compartir mi vida. Sin embargo he tenido que sufrir una discriminación continua por tener gustos musicales que se alejaban de lo habitual, lo más suave que se les escapaba cuando me atrevía a salir del armario musical (en otros armarios nunca he entrado), era eso de “este chico es un poco rarito”, y de ahí para arriba.

Y eso qué, bien mirado, la cosa no puede ser más simple, me gusta el Tango, el Jazz y Vainica Doble; Y punto, nada más aunque ante estas tres maravillas habría que decir y nada menos, pero sé que no soy muy objetivo que digamos..

Lo de el rock, la ópera, madonna, o el mismísimo mozart me resulta muy complicados de entender y sobre todo muy lejanos. Sé que no saberse las canciones de ac-dc, los beatles, o del mismísimo bisbal convierten a uno en un ser marginal, con gustos “contra-natura” satanizados por cualquier mente bien pensante, y que por ese camino nunca llegaré a ser un hombre de provecho, pero no pienso someterme a ningún tratamiento de electroshock para cambiar. He tardado en aceptarme como soy pero lo he conseguido y ahora vivo en paz conmigo mismo y llevo una vida completamente normal.

Bueno, pero para ser sinceros del todo tengo que reconocer que existe una canción que ejerce de amor platónico, nuestra relación es imposible porqué pertenecemos a mundos opuestos y ambos sabemos que nunca podremos llegar a algo más que una admiración absoluta, pero cada vez que escucho el “para ti” de Paraíso, floto, auque con mi peso no es muy dificil que digamos.