-   


  

  102. Lunes, 28 Abril, 2003

Capítulo Centésimo segundo: ¿Por qué todo el mundo sueña con tener un amor de película si solo dura dos horas?

Hay una revista que este mes anuncia el regalo de una estación meteorológica, ni caso. Los que somos de esas provincias en las que hay más vacas y cerdos por metro cuadrado que gente en el metro de Japón, sabemos que no hay mejor método para saber si debemos o no sacar el paraguas que fijarse en los animales.

Por ejemplo, siempre hay un gato a mano, bueno pues ya me enseñó mi abuela que si este se frota detrás de las orejas como un loco, uno puede ir preparando el chubasquero. Mira tu por donde al cabo del tiempo me enteré que no andaba muy descaminada, y que la electricidad estática que acompaña a una tormenta les suele producir esa reacción.

Más difícil es tener un caballo a mano, pero también sirve de barómetro; Si el caballo en cuestión da brincos mientras parece olisquear el aire seguro que lloverá más pronto que tarde, sus movimientos no son otra cosa que la bienvenida a una lluvia que suavizará el terreno bajo sus pezuñas, (mira que poética, a la vez que cursi queda esta frase, ya ves tu.)

Y así podíamos pasar por casi todos los animales, cualquier perro oye los truenos mucho antes que los humanos y es fácil que corra a esconderse, a los gallos la amenaza de lluvia les pone nerviosos y acaban hinchando sus plumas, las vacas dejan de comer y se tumban en el prado a medida que la presión atmosférica aumenta molestando a su sistema digestivo. Y así casi todos.

Eso sí, nada que ver con reencarnaciones ni brujerías, ni cosa que se le parezca, que todavía me acuerdo de aquella vecina que me enseño qué, cuando se me dormía el brazo lo mejor era mojarse el dedo en saliva y hacerse la señal de la cruz y yo como un tonto, lo hacía, hasta que descubrí que uno podía hacerse la cruz, un círculo de tres lados o un dibujo de Gaudí, porque lo que de verdad te quitaba el hormigueo era la propia saliva y sus encimas.

Y luego dicen que la publicidad subliminal es un invento moderno