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  109. Miércoles, 7 Mayo, 2003

Capítulo Centésimo noveno: ¿Tendría fondos el talón de Aquiles?

Llorar es la primera manera que tenemos de establecer contacto con el mundo, al fin y al cabo cuando uno nace el llanto es la única forma de comunicación, de que nos escuchen y de que sean atendidas nuestras necesidades más básicas.

Pero las lágrimas también son durante toda nuestra vida una de las cosas más prácticas que existen con más de mil y un usos que van, desde una estupenda medicina para el espíritu, hasta un arma que, convenientemente usada, puede causar muchos estragos.

A lo que iba, que me disperso, y es que ayer gasté toda una caja de pañuelos viendo “El paciente inglés”, la exquisita historia de amor y celos donde un hombre totalmente desgraciado, con todo el cuerpo quemado, un pasado enigmático y más adicto a la morfina que el 28cerocero a un disco de madona, sufre apasionadamente.

Le acompañan, con un fondo de pueblecito derruido en la Toscana, una esposa adúltera, una enfermera aún más desgraciada que él y un zapador sij especialista en desactivar explosivos. ¡Ahí queda eso!

Necesité tres vasos de zumo de piña del “Día-tu-tienda-superdescuento" y dos tazas grandes de cola-cao parar reponer todo el líquido que perdí.