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  120. Miércoles, 21 Mayo, 2003



Capítulo Centésimo vigésimo: ¿Por qué si a mayor cantidad de queso hay mayor cantidad de agujeros, a mayor cantidad de agujeros hay menor cantidad de queso?



Sé que va a sonar a anuncio de televisión a las cuatro de la mañana, pero garantizado: ¡mientras haces la comida puedes quitarte diez años de encima!



Tal cual, y no tiene nada que ver con llamar a los “906”, encerrarte tres años en una isla con mosquitos o tener que mandar diez pruebas de compra de esas compresas que no huelen; Mucho más fácil, barato y eficaz.



Y además en solo tres pasos.



Primero: poner a la “mariateresacampos” de fondo, da igual que el plato a cocinar sean unas lentejas con chorizo o unas lenguecitas de jilgero a la gelatina caliente de trufa, el caso es tener a la “mariateresacampos” de fondo.



Segundo: mientras se remueve la cazuela a discreción, colocar la boca para decir “X” pero de una forma muy exagerada.



Tercero: según se sigue removiendo el asunto (más que nada para que no se pegue lo que sea), se coloca la boca lista para decir “O” de una forma, por lo menos tan exagerada como en el paso segundo.



Se repiten los pasos dos y tres unas veinte veces y en menos de dos semanas habrá desaparecido la papada, se habrá afinado de forma increíble el ovalo de la cara y nos habremos quitado, como quien no quiere la cosa, diez años de encima.



Puede uno prescindir del primer paso pero no es aconsejable, no solo por lo que se pueda aprender escuchando a genios de la comunicación aspirantes al “principe-de-asturias” que trabajan en ese programa como “lequio” o la mismisima “jesulina”, sino que, en el hipotético caso de que en algún momento uno se vea incapaz de seguir con los ejercicios, algo muy humano, bastará una mirada de reojo a la papada de la propia “mariateresacampos” para sacar fuerzas de flaqueza diciendo, entre tanda y tanda de equis y de oes, aquello de “yo así.. jamás, me cueste lo que me cueste”.



Y a por otra tanda de veinte.