-   


  

  135. Miércoles, 11 Junio, 2003



Capítulo Centésimo trigésimo quinto: ¿ Por qué si te regalan algo en un sueño siempre te despiertas con las manos vacías?



Las mujeres suelen criticar a los hombres por ser insensibles y descuidados, por su poco interés en comunicarse, por mirar a todas las mujeres que pasan por la calle, por no saber escuchar, por su torpeza para encontrar cosas en la nevera, por su poco compromiso en las relaciones, por dejar los pantalones tirados...



Los hombres suelen criticar a las mujeres por su afición exagerada a las compras, por su escaso sentido de la orientación, por hablar demasiado perdiéndose en los detalles sin ir al grano, por no tomar la iniciativa, por su insistencia en querer cambiarlos, y sobre todo de que les obliguen a recoger el pantalón “precisamente ahora”...



Seremos iguales (o deberíamos serlo) en derechos, deberes y oportunidades, pero completamente distintos en todo lo demás, y hay una prueba definitiva que lo demuestra: la hora de ir a mear en los sitios públicos.



Mientras las mujeres matan por ir de dos en dos, los hombres siguen un ritual que pocas veces se rompe. El primero en llegar se irá al urinario que esté más lejos de la puerta, el segundo al que está más lejos del primero y el tercero se va a la cabina y dejará libre el de en medio. Cualquier cosa antes que “hacerlo” entre dos extraños entrometidos.