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  138. Lunes, 16 Junio, 2003


Capítulo Centésimo trigésimo octavo: ¿A la tercera edad va la vencida?



Lunes ya, con las vacaciones a la vuelta de la esquina y por tanto camino de cumplir una de las pocas reglas que no tienen excepción, cuando se viaja, uno siempre se olvida de algo que resultará necesario. Para estos casos tenemos la mejor arma a aplicar: la imaginación.



Siete de la mañana y sin crema de afeitar, no hay problema, como las cosas menos necesarias nunca se olvidan seguro que uno lleva de ese acondicionador de pelo que traía la cesta del "mark&spencer" de hace tres navidades y que la paseas por donde vas, se aplica generosamente, te afeitas, y acabas con la piel más suave que el culo de un recién nacido. Y para rematar la faena agarras un yogurt de esos que siempre tienen en las minineveras de las habitaciones, y rieté tu del mejor aftershave del mundo.



Si se olvida el champú tampoco hay problema, para empezar bastaría sustituirlo con ese minúsculo jabón de a 15 € la bolsa de doscientas piezas del "makro" que siempre te ponen y que nunca se acaba, pero si además le quieres dar un toque "pijo" y se te olvidó el acondicionador echa mano de la cerveza que siempre hay en las mismas minineveras, si se utiliza antes del último enjuage el toque brillante estará muy conseguido.



Algo más grave que se puede olvidar, como es el dentífrico, se puede arreglar untando sal en rodajas de limón y frotar, frotar y frotar. De todas formas de pasta de dientes conviene llevar por lo menos dos tubos, no sólo vale para lo que se fabrica sino que es muy buena para hacerse un buen peeling facial o que se vean menos rojos esos granos inoportunos.



Por experimentar que no quede, la lista de cosas que sirven para otras cosas esta abierta de par en par en los comentarios, al final podemos hacer un libro entre todos, algo así como " las 1080 recetas de trucos para salir del paso", por todo el que quiso participar.