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144. Martes, 24 Junio, 2003



Capítulo Centésimo cuadragésimo cuarto: ¿Por qué todas las viudas viven más que sus maridos?



Hoy es San Juan, día mágico donde los haya. Lo primero que he hecho nada más levantarme ha sido leerme mi horóscopo para hoy, simultaneándolo con cierta función fisiológica que cumplo cada mañana y que va a juego.



Así he podido salir tranquilo a la calle ya que, el sol está en mi casa astral y como tengo a mercurio por regente, el fuego natural avivará las brisas de la luna en capricornio.



Amor: período en el que te preocupará más la búsqueda de vida interior que el de estrechar lazos con los demás. Una actitud de serenidad ayuda a limar asperezas. Tu aparente dureza y ese instinto de autodefensa esconden un corazón frágil y delicado, pero fuerte y sano a la vez.



Trabajo: La entrada del sol en tu signo te va a dar fuerza y vitalidad, asume tus responsabilidades. Ciertos conflictos con tus compañeros que te impedirán dar rienda suelta a tu creatividad. Tus planes se ralentizarán por una temporada. Descansa tu mente.



Actitud: Tu cabeza está metida de lleno en ideas, es posible que al fin encuentres ese objeto que estabas buscando. Sabes que tu persuasión te permite obtener siempre los resultados apetecidos. Tendrás la suerte de cara pero eso no quiere decir que debas correr riesgos innecesarios. A veces la calma con la que te enfrentas a las situaciones se confunde con indiferencia.



Este “horroróscopo” es válido solo para aries, leo, sagitario, tauro, virgo, capricornio, géminis, libra, acuario, cáncer, escorpión y piscis.



Y ahora una concesión a la nostálgia, que si alguna razón asiste a los que dicen que nadie tiene recuerdos de sus primeros tres años de vida, este post le va a sonar a chino a todos los que tienen menos de veinte años, como poco.



Sonaba como sintonía “Indian Summer” y todos ponían la oreja, empezaba a hablar Dª. Elena Francis repartiendo consejos a diestro y siniestro, mezclando el amor de los novios que vivían en pecado, con los granos de adolescentes angustiadas por su primera regla, de los maridos alcohólicos, a los que había que aguantar y respetar que para eso eran maridos-para-toda-la-vida, con la mejor forma de quitar las manchas de aceite, haciendo malabarismos para que todo fuera tan convencional como las buenas costumbres de la época y ejerciendo una rara mezcla de cura-psicóloga-amiga.



La idea fue de una fabricante de cosméticos, Francisca Bes, que lo presentó como un consultorio de belleza aunque fueron los asuntos sentimentales los que acabaron ganado la partida; Durante treinta y siete años Elena Francis no fue nada más que las voces sucesivas de María Garriga, Rosario Caballé y Maruja Fernández, con un equipo de guionistas primero y del periodista Juan Soto después, encargados de contestar las miles de cartas semanales que siempre comenzaban con la misma frase: “Querida Elena Francis:”.



Así hasta 1984 en que desapareció el gran “totem” de toda una generación.