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166. Viernes, 8 Agosto, 2003



Capítulo Centésimo sexagésimo sexto: ¿Por qué cada vez que vemos algo que está recién pintado tenemos que tocarlo?



En mi obsesión por reunir el suficiente dinero como para no volver a tener que trabajar más (si, lo reconozco, yo vengo a trabajar solo por el dinero, soy así), se me ha ocurrido empezar a fumar y demandar a las tabaqueras.



No sería el primero, pero tengo un amigo abogado que me ha dicho que no es tan buena idea como dicen en los telediarios, que la cosa es más complicada, que hay que repartir. Resulta que a uno le toca lidiar con la radioterapía, la "quimio", los dolores y demás añadidos del cáncer de pulmón, mientras que el dinero, cuando llega, se lo quedan los herederos. La verdad, en ese plan, no me interesa mucho.



Pero como cada vez que se cierra una rendija se abre una puerta, (o algo así) acabo de enterarme de otra manera mucho mejor de obtener ingresos. Se trata de poner en práctica, aunque sea en una versión autonómica, el método Paul Ahimkonis.



Paul Ahimkonis, un ciudadano estadounidense, ha demandado a "Cimas Bronceadas" para que le pague casi 400.000 € como indemnización a la agresión llevada a cabo contra su persona por la tal "Cimas Bronceadas", precisamente le día en que celebraba su despedida de soltero.



"Saltó, me golpeó en la cabeza con sus senos y perdí el conocimiento. Fue como si hubiera chocado con dos bloques de cemento, vi las estrellas; Desde entonces no me he recuperado" ha declarado, completamente aterrado, la víctima del ataque pectoral de la bailarina de topless "Cimas Bronceadas" en plena actuación y que le ha dejado lesiones en cabeza y cuello, angustia mental e incapacidad para disfrutar la vida como antes. Una desgracia.



Mucho mejor que lo del tabaco. ¡Dónde va a parar!