-   


  

 
169. Miércoles, 13 Agosto, 2003



Capítulo Centésimo sexagésimo noveno: ¿El sueño pesado es solamente para la gente gorda?



Los que nos hemos criado en barrios semisalvajes de una capital de provincia jugando a ver quien meaba más lejos, no lo entendemos muy bien, pero resulta que la cosa es grave, tanto que si a un parurético crónico, (esos incapaces de mear delante de gente por tener una vejiga "tímida"), alguien le pusiera una pistola en la cabeza y le dijera 'tienes que mear o morir', esa persona moriría.



La mayoría de los mortales cuando tenemos que mear fuera de casa cumplimos unas reglas básicas sin darnos cuenta, aguantamos la respiración, lo hacemos lo más rápido posible, sin manosear nada y salimos, más deprisa todavía y a poder ser sin tocar el manillar de la puerta. Justo lo contrario de lo que solemos hacer en casa donde el retrete ("cuarto de baño" para los"finos"), es una habitación más para el relax y la lectura.



La verdad es que en casa es otra cosa, uno de cada dos hombres leen sentados en el retrete, sin embargo el porcentaje de mujeres que lo hacen es de una de cada tres. Algo no cuadra cuando las estadísticas dicen que el hombre pasa 188 minutos como media, mientras la mujer lo hace 277 minutos. Si encima las mujeres no ven al susodicho retrete como la biblioteca accidental que es, ¿qué hacen tanto tiempo ahí metidas?