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196. Jueves, 9 octubre, 2003



Capítulo Centésimo nonagésimo sexto: ¿Por qué en la caja rápida de los supermercados siempre está la cajera más lenta?



Me reprochaba ayer mi más que admirada, por tantas razones, Ami que no suelo contar nada de mí. Pues lo-se-pas, Ami lo de decir las menos cosas personales posibles no es más que un mecanismo de defensa en previsión de poder hacer turismo sin tener que acabar poco menos que lapidado.



Vamos a ver, imagina que quiero ir a Tailandia, (si quiero, si quiero, si quiero), bueno pues sí confieso, como ya he confesado alguna vez aquí, que jamás, salvo en bodas y bautizos, llevo calzoncillos, se me acaba de chafar el viaje. En Tailandia salir sin bragas o calzoncillos de casa o del hotel constituye un delito.



¡Y que decir si cuento que más de una vez y más de dos me he masturbado!, ya le puedo decir adiós a, por ejemplo, Indonesia que allí la pena establecida por ley para los que se masturben es.. la decapitación.



Ya, puedo ser más comedido y viajar sólo por países "civilizados", pero si "largo" demasiado también podía pasarlo mal. Con un poco que me vaya de la lengua ya puedo ir borrando del mapa, Utah dónde está prohibido el sexo oral y anal (aunque, listos ellos, no ponen objeción a la poligamia), California dónde se puede hacer de todo pero sólo si participan dos personas, o Washington D.C. dónde sólo está "autorizada" la postura del "misionero" y a poco que uno se descuide y quiera innovar, puedes acabar liado con un policía que te pone las esposas en la misma cama.



En Inglaterra, tan formales ellos, dejan a las mujeres hacer el amor con su nieto pero está prohibido que lo hagan con su abuelo. En el Líbano se puede practicar sexo con un animal siempre y cuando el "bicho" en cuestión sea hembra, ya que la ley lo autoriza, pero si te pillan "in fraganti" con un animal macho (seas tú hombre o mujer), te pueden condenar a muerte. ¡Pero sí hasta en el mismísimo Nueva York te pueden poner una multa de 25 dólares por mirar a otro "de modo indecente"!



Nada, nada, yo calladito, todo sea por conocer mundo.