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208. Lunes, 27 octubre, 2003



Capítulo Ducentésimo octavo: Si un "vidente" te invita a una fiesta en su casa, ¿hace falta responderle diciendo que vas a ir?



Al menos hay una enfermedad, que, las cosas como son, ni tan siquiera sabía que existía, y que nunca voy a padecer: la "ginecomanía" o "deseo sexual insaciable por las mujeres".



Sé que ahora todos los heteros y lesbianas del mundo están levantando la mano diciendo eso de "yo la padezco", pues no tan deprisa. A pesar de lo que pueda parecer a primera vista, (y es que hay mucho fantasma suelto), no es precisamente muy frecuente, aunque algún enfermo haberlo "haylo", y sino que se lo pregunten a las esposas de un granjero libanés llamado Ghassan Abdel Al.



El granjero en cuestión va por su tercera mujer simultanea y con ruegos por parte de ella de que consiga rápidamente una cuarta. El apetito sexual insaciable de este hombre le ha reportado cuarenta y dos hijos por ahora. Se casó a los ventipocos con su primera mujer con la que tuvo doce hijos y que fue la que le imploró que tomara una segunda.



La segunda le aguantó hasta que parió otra docena que fue cuando tuvo que coger a una tercera, la misma que le ruega que busque una cuarta y que no ve la hora en que su "fogoso" marido la encuentre para poder descasar algo.



¡Y luego otros presumiendo de dos al día!