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218. Lunes, 10 noviembre, 2003



Capítulo Ducentésimo decimoctavo: ¿Si el vino es líquido, cómo puede ser "seco" ?



Siempre me ha hecho pensar esa explicación que dan algunos sobre que las vacas locas han llegado a ese estado como consecuencia de que les tocan las tetas cuatro veces al día pero pocas veces en su vida pueden "yacer" con un buen toro. Si a cualquiera le hicieran eso seguro que también acababa loco.



Está claro, al menos desde la mentalidad de la vaca, que dónde esté un buen toro que se quite cualquier otro "sustituto", sin embargo como eso no siempre es posible, existen un montón de "instrumentos" que realizan, una función más o menos similar, siempre claro está, salvando las distancias. "A falta de pan buenas son tortas" o "a buen hambre no hay pan duro" que dicen en mi pueblo.



Yo, bendita inocencia de quien sólo conoce el "universo-mujer" por leer los Cosmopolitan atrasados que trae la señora de la limpieza, había pensado que los consoladores o los vibradores eran los mejores instrumentos para suplir, dentro de sus limitaciones, esas "necesidades", por cierto tan fisiológicas como todas las demás, que las mujeres tienen.



Pero mira por dónde me entero, de pura casualidad, que, no sé si para las vacas, pero si al menos para la mayoría del sexo femenino, nada como unas pequeñas y juguetonas "bolas chinas" para tales menesteres.



Da igual si son lisas, rugosas, de metal o de plástico, el "secreto" del invento está en caminar con ellas "dentro" para que al dar vueltas y chocar entre sí, sean capaces de producir esas "sensaciones" en las que todos estáis pensando.



Por cierto, las navidades, época de regalos dónde las haya, está a la vuelta de la esquina.