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219. Martes, 11 noviembre, 2003



Capítulo Ducentésimo decimonoveno: ¿Por qué siempre que hay un guardia de circulación se empeña en dar paso a los vehículos que tienen el semáforo en verde, si ya saben todos que si está en verde tienen que pasar?



A mi, como a casi todos, de esas versiones fotocopiadas del Kamasutra que nos pasaban por debajo de la mesa cuando perpetrábamos la E.G.B, lo que me gustaba mirar eran los "santos" y soñar el día en que íbamos a hacerlas todas, todas y todas.



Después, cuando fui un poco más mayor y empecé a tener conciencia de que gente del tipo de Mari Tere Campos también necesitaban sus desahogos, comprendí, que salvo una docena escasa, las demás "posturas" solo las podía hacer Estefanía de Mónaco, que para eso anda arrejuntada con un contorsionista.



Y ahora, que en esta edad difícil los años empiezan a hacer de las suyas, resulta que aquel libro que en la adolescencia tenía efecto viagra, se ha convertido, a pesar de ser el mismo, en una herramienta útil para entender que el sexo es algo más, mucho más, que sólo carne. Que sí, que "kama" significa "deseo" pero "sutra" quiere decir "sabiduría".



En la época victoriana había quien tapaba las patas de las sillas porque las consideraba pornográficas, y hasta alguna ley obligaba a que los perros fueran vestidos cuando salieran de casa para que no atentaran contra el pudor, y yo aquí, pensando que un cuerpo desnudo no es más que una obra de arte para admirar.



Me estoy haciendo viejo por minutos.