-   


  

 
173. Viernes, 5 Septiembre, 2003



Capítulo Centésimo septuagésimo tercero: Cuándo una pierna se duerme, ¿sueña?



Esa Superwoman que presume de palabra que no lo es, pero demuestra con hechos cada día lo contrario, decía ayer, en su más que recomendable bitácora, que nota un bajón anímico general en los post de septiembre. Creo que tengo el remedio.



Delante de mi casa había un restaurante chino, pero ayer, me agaché para atarme el zapato y cuando me he incorporado habían puesto una tienda con el "sugerente" nombre de "hiper-euro, el paraíso de las compras". ¿Puede uno soñar con algo más "apasionante"?



No perdí un segundo, entré y me dejé fascinar por el conjunto; Estanterías repletas de cosas imposibles me reclamaban desesperadamente para que las llevara a casa. Sí tomar decisiones, es ya difícil en cualquier situación, decidir que llevarse de un "todo a cien" es una tortura china. ¡Todo es tan "insinuante"!



Era como haber atravesado el "Stargate", el paisaje se veía invadido por cuadros de flamencos de un rosa imposible, posavasos del celta de vigo con regalo de un balón sujetapalillos, flores de plástico con olor a purpurina, fiambreras multiusos con un extraño color verde moho, cajas de metacrilato con asas doradas, palomas de cerámica pintadas a mano sobre caballos pastando, relojes de cocina donde las tres eran dos melocotones, originales cajitas para colgar las llaves "recuerdo de La Manga", peceras rellenas de una asombrosa gelatina azul simulando un minúsculo mar, virgenes negras incrustadas en santuarios de conchas marinas, exóticas vacas que siempre te siguen con la mirada, santos con el perejil de serie...



Para que luego digan que ser feliz no es fácil en septiembre... y además barato.