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274. Jueves, 12 Febrero 2004




Capítulo Ducentésimo septuagésimo cuarto: ¿Por qué siempre que, después de medirlo, cortas lo que te sobra de un cable, este siempre se queda corto?



Decía un actor, de esos con nombre impronunciable, que cuando la gente alude a que el dinero no da la felicidad, siempre se refieren, evidentemente, al dinero de los demás.



Y es que, mal que nos pese, el dinero, por mucho que se empeñe el refrán y la Jackson, tira mucho más que dos carretas y es capaz de convertir los más extraños hábitos en una simple cuestión cultural.



Un botón de muestra. Hay un pueblo perdido por esas montañas de dios, se supone que un dios budista ya que son de por ahí, de por el Tibet, llamados los "Tre-Ba", dónde todos los hijos del mismo padre comparten una única esposa.



La explicación a esta peculiar "costumbre" no es otra que la económica, así se evitan dividir una y otra vez las tierras. Al ser todos los hijos de la misma madre, el problema de la herencia se reduce considerablemente.



Si ya lo decía el otro, el dinero solo trae problemas, por eso os animo a que me lo deis.