-   


  

 
310. Jueves, 15 Abril 2004



Capítulo Tricentésimo décimo: ¿Por qué todas las cosas, por más inanimadas que parezcan, acaban moviéndose lo justo para estorbar?



Ya de vuelta, es lo normal, todo lo bueno de esta vida es corto... una sonrisa, una caricia, una emoción.. las vacaciones.



Dice un proverbio chino que cuando te coloques otra vez en el camino, ponte siempre de frente a lo que aún has de andar y de espaldas a lo ya andado.



Y aquí estoy, animándome a mí mismo en estos duros momentos, premiándome por el "fracaso" que supone tener que volver a la rutina, aceptando humildemente lo inevitable y mirando hacia adelante con la vista puesta en el verano, que, por cierto, ya está a la vuelta de la esquina.



Que para eso es difícil vivir sin dinero y mucho más sin salud, pero es imposible vivir sin ilusiones.



Estaré quemado estos cinco primeros minutos con la vista puesta en la montaña de papeles, después pasaré a estar churruscadito en cuanto los archive en montoncitos del mismo tamaño, y dentro de media hora ya estaré "vuelta y vuelta", y no porque mis próximos meses, como los de cualquiera, no reúnan los suficientes elementos para abrasarme completamente, sino porque soy optimista por naturaleza y pienso, ingenuo de mí, que todo, tiene remedio, -menos la muerte y los impuestos, claro-.



Y para empezar, algo "animal" y que no decaiga:



A un zoo de los EE.UU, llega un burro andaluz de pura cepa. Como es el primer burro que tienen no saben donde ponerlo y lo "colocan" junto a una solitaria cebra.

La pobre cebra intenta hacerse la simpática y acercándose al burro le pregunta:

- ¿Are you single?

A lo que el burro le responde muy ufano:

- ¿Que si "shingo"? ..."ehpera que zepa cómo quitarte er pijamita y te va a enterá..."