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317. Lunes, 26 Abril 2004



Capítulo Tricentésimo decimoséptimo: ¿Para qué le sirven las tetas (las propias), a los hombres?



Las utopías, existen porque existen cosas imposibles, hasta ahí de cajón, normal. La que es más complicado de entender es que, tal y como están las cosas, se empeñen en exigirnos que, como ellos pueden hacerlo, -porque pueden, ya lo creo que pueden-, los demás también estemos obligados, y encima por ley.



Me imagino la casa del ministro, secretario, subsecretario o ideólogo de turno, al que se le ocurrió la brillante idea esa de tener un cubo para reciclar cada cosa: apartamento de treinta metros cuadrados con cocina integrada en el salón y al que hay que entrar al retrete de lado.



De verdad que me gustaría reciclarlo todo, que sería una persona feliz si pudiera tener un cubo para los desperdicios orgánicos, un saco para el papel, otro cubo para el vidrio, un cubo para plásticos, latas y briks, una bolsita para las pilas, un recipiente para depositar el aceite usado y varios más para las basuras más contaminantes que no pueden mezclarse entre ellas, y por supuesto, tener una zona aparte para guardar los muebles viejos esperando a que llegue el día que pase el camión del ayuntamiento a recogerlos.



Completamente feliz, y no sólo porque iba a dar rienda suelta a mi , ahora forzosamente reprimida conciencia ecologista, sino, y esto que quede entre nosotros, porque, estaría viviendo en un chalet de más mil metros cuadrados, como el de ellos.