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  336. Viernes, 21 Mayo, 2004

 
Capítulo Tricentésimo trigésimo sexto: ¿Pero quien se casa mañana y por qué no nos invitan?

En tiempos de los romanos la postura dónde la mujer se situaba encima del hombre a la hora de tener relaciones sexuales, estaba completamente prohibida porque "incitaba a las mujeres a ser más que los hombres" (sic).

Los griegos la llamaban el "caballo de Hermes", mientras que entre los egipcios era considerada como la única postura verdaderamente humana.

En la España del siglo de Oro se le llamaba a esta forma "poner la iglesia sobre el campanario".

Viernes, hablamos de sexo; mientras ellos se casan nosotros a lo nuestro.

Por ejemplo, sugerencias para romper con la monotonía sin gastarse un duro. Empiezo yo

Ir de tiendas con tu pareja, atacarla por sorpresa en el probador, taparle la boca con esa camiseta tres tallas menos, atarle las manos con un cinturón. Seguir.

Ascensor, vecinos en la escalera, botón de "stop" pulsado, arrancar cremalleras. Seguir.

El campo, entre las piedras, todo natural, arriesgarse a un mirón, los gemidos haciendo eco. Seguir.

La escalera, desabrochar con furia los botones, revolcarse por el suelo helado, gritos de placer asustando a los vecinos. Seguir.

La cama, cien mil millones de posturas nuevas, cien mil millones de formas de intercambiar placer. Seguir.

La lista abierta hasta el infinito, los comentarios esperando ideas. Seguir.