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  362. Lunes, 28 Junio, 2004

 
Capítulo Tricentésimo sexagésimo segundo: ¿Por qué hay tantos porqués?

Lunes, víspera de las vacaciones; a ver, ¿quien dijo que el sexo animal no era romántico?

Uno de los apareamientos más sensibles que existe en la naturaleza es el que "realizan" las libélulas, y no solo por que es un coito que no es coito -las arañas no son las únicas que practican el sexo "limpio"-, sino, y sobre todo, por la postura tan "tierna" con la que lo hacen.

El mecanismo básico es como el de otros insectos, se pasan, del macho a la hembra, una pequeña bolsa repleta de espermatozoides que posteriormente ella se introducirá cuando mejor le convenga ya sin la ayuda de su "amante".

Pero antes de que esto ocurra ambos se fijan entre sí mediante una pinza que el macho tiene al final de su abdomen y con la que sujeta a la hembra por la base de la cabeza.

La "falsa cópula", la entrega de la bolsa por parte de él a ella, se produce en el momento justo en que los cuerpos de los dos insectos, que están volando, se curvan formando un corazón....

No vendrá en el kamasutra, pero no deja de tener su encanto.