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  369. Lunes, 26 Julio, 2004

 
Capítulo Tricentésimo sexagésimo noveno: ¿Por qué los lunes tiene uno siempre tanto sueño?

A pesar de ser lunes no todo iban a ser malas noticias, teniendo en cuenta que soy un adicto al café, -solo, sin azúcar y muy, pero que muy cargado-, no he dejado de apuntarme, más que nada para soltarlo cada vez que me digan que bebo demasiados, la vida y milagros de François Marie Arouet, Voltaire para las amistades, del que se cuenta que era tan aficionado al café que bebió unas cincuentas tazas al día durante toda su vida de adulto.

Y que por cierto... duró hasta los 85 años de edad con una salud de hierro.

Claro que para excéntricos en cuestiones de "cafeses", el Rey Federico II El Grande de Prusia, que lo solía beber grandes cantidades, pero en vez de preparado como todo hijo de vecino con agua más o menos contaminada, lo hacía siempre preparándolo con champán.. sofisticado que era él.

Pero no quiero hacer apología yo aquí de la cafeína, que algún que otro peligro también debe de tener, y sino que se lo pregunten a los dos médicos a los que hizo colgar el sultán otomano Selim I.

Su "delito", haberse atrevido a recomendarle al sultán que, visto su estado de salud, dejara de tomar café.

Y es que estos médicos con tal de molestar...