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248. Miércoles, 7 enero 2004



Capítulo Ducentésimo cuadragésimo octavo: ¿A mayor cabeza mayor dolor de cabeza?



Está claro que las "personas humanas" no tenemos límites. Cuando yo mismo pensaba que nada podía superar, durante esos encuentros familiares que llaman navidad, a las interminables sesiones de besuqueos que tíos, primos y demás familia se empeñan en plantarte a traición (y además que se los devuelvas), al grito de "¡hooooolaaa-cuanto-tiempo-¿cuando-te-casas?!", resulta que he comprobado en mis propias carnes que hay algo peor, mucho peor, y encima no es incompatible con lo de los ósculos, es más, sus efectos se suman: que alguno, de entre todos los parientes navideños, tenga una cámara digital.



A saco y sin compasión alguna. Así es como actúan estos verdaderos exaltados de la imagen, les da igual lo que estés haciendo, les da igual que estés meando que sacándote un moco, que tengas la boca llena o que te estés rascando un pié. Ellos, bajo el fanático grito de "!no-importa-... si-se-pueden-borrar!" someten a todo lo que esté a su alrededor, al más feroz de los acosos.



Y encima hay que ponerles buena cara.



Nada ni nadie puede escapar, sólo cuando aparece otro "artista" con las mismas intenciones y con otra cámara en la mano, puede uno relajarse un poco, y mirar divertido como aquello se convierte en una pelea de machos intentando demostrar quien tiene el "aparato" de mejor "calidad" y quien es capaz de usar mejor su correspondiente "instrumento".



Pero poco dura la alegría en la casa del pobre y en cuanto se dan cuenta de que vas a estornudar, dejan las "resoluciones" los "megapilxes" y el "visor ocular réflex con pentaespejo", para volver a la carga e inmortalizarte en ese momento tan "entrañablemente navideño" en el que lanzas trocitos de langostino a diestro y siniestro mientras todos te dicen "jesús" .



Pero la tortura no puede estar completa sin una gran traca final, para eso se enchufa la cámara a la televisión y ya está, ya pueden todos reírse de ti, a todo color, y en pantalla grande, que para eso la tecnología moderna es así. Que si uno ya estaba ridículo en la miniatura esa de la "tft-incorporada", multiplicado por 24 pulgadas para que contar.



Y justo cuando en la foto "DC01212" te vas quedando un pelín "traspuesto", por aquello de la digestión más bien, siempre salta alguien gritando eso de "!mira.. si es Toñito!." Ya ves tú, como si fuera un prodigio que Toñito, un ceporro que no se mueve del sillón ni para mear, estuviera ahí.