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309. Viernes, 2 Abril 2004
Capítulo Tricentésimo noveno: ¿Por qué siempre que uno se va de vacaciones le sobra la mitad de la ropa que se lleva y le falta el doble del dinero previsto? ¿No podía ser al revés alguna vez?
Sí como dicen los modernos entendidos del tema, la autentica felicidad está relacionada con la capacidad para disfrutar lo que se tiene, pero también con la de resistir y tolerar las inevitables pérdidas y problemas, resulta que tengo por delante una semana y media dónde, después de haber resistido con uñas y dientes el tener que venir a trabajar cada día, va a empezar la recompensa:
!Me voy de vacaciones!
Sólo estaré hasta el 14, sé que es muy poco en comparación con el ingente esfuerzo laboral diario que tengo que realizar, y, que después de las largas y agotadoras jornadas de estar en el trabajo un "premio" de seis días de vacaciones no es nada justo, pero hay que tener visión positiva y aceptarlo como es, tres días de esta semana, -lunes, martes y miércoles- y los mismos de la siguiente (los festivos -por supuesto- no cuentan.)
Visitar a la familia y perderme por los Pirineos con mi señor marido, una semana y media, por muy santa que sea, no da para más. El plan, el de siempre, parecerme lo máximo, y en todo lo que pueda, a un cerdo; en comer y dormir ya lo he conseguido y hasta lo sobrepaso, en otras cosas, teniendo en cuenta que el orgasmo del cerdo dura una media hora, pienso practicar una y otra vez para acercarme lo máximo posible.
Hasta el jueves 15 de abril.
308. Jueves, 1 Abril 2004
Capítulo Tricentésimo octavo: ¿Por qué las sillas, que tienen "brazos", no tienen "piernas" en vez de "patas"?
Existe una leyenda urbana, que espero no comprobar nunca, que dice que los bisexuales, por el simple hecho de serlo, tienen el doble de oportunidades de ligar que el resto de los mortales.
La verdad es que se me hace muy cuesta arriba que alguien con el buen gusto que implica que te gusten los tios, sea tan "extraño" como para andar también con mujeres. No sé que se le puede pasar a esa clase de personas por la cabeza en esos momentos, para hacer ese tipo de barbaridades, pero desde luego no seré yo, tolerante y respetuoso con los masoquistas donde los haya, quien los critique.
Otra cosa sería que uno se levantara por la mañana y pudiera decidir el sexo que se va a poner, suena el despertador y mientras te duchas dices: "hoy quiero ser mujer", pues hecho, o "esta mañana quiero ser hombre", pues arreglado.
La idea no es tan descabellada como parece, ya existen modelos en la naturaleza que lo consiguen, por ejemplo las ostras. Estos animalitos pueden cambiar de sexo varias veces a lo largo de su vida, todo depende de la cantidad que haya de un mismo sexo: si proliferan las hembras, la mitad se vuelven machos y, a la temporada siguiente, si hay muchos machos, se vuelven hembras.
Hasta ahora no se conoce el mecanismo por el que se produce el cambio y por qué ocurre en una determinada cantidad de ejemplares y no en otra, pero en cuanto lo descubran, seguro que lo empaquetan y lo venden en las farmacias.
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