Capítulo Quingentésimo: El arte de aprovechar el tiempo tiene nombre de bitácora.Por un día apartaré mi patosa manera de contar cosas por una, más patosa todavía, manera de contar emociones y explicar sentimientos.
Este post, que la fin y al cabo no es más que un número, quiero que se convierta en un pequeño remanso de paz que sirva como disculpa para agradecer a todos los que hemos hecho de este rincón un pequeño cuarto poco a poco amueblado con recuerdos y esperanzas.
Hoy este
blog,
weblog,
bitácora o como
"leches" se llame, que empezó siendo una triste parcela íntima sin urbanizar, cumple los
"quinientos" oliendo a café recién hecho y a una amistad sin pliegues.
Y eso, también es parte de la
"felicidad".
Al final y entre todos hemos desplegado en este solar vacío una tienda de campaña en la que acampar a nuestras anchas durante un ratito cada día.
Con los amigos cerca y las preocupaciones fuera.
Sé que la realidad es cruda, pero ya que enfrentarse a ella es inevitable y que hoy tenemos disculpa por aquello de un número, estiremos al máximo el humo del café.
Este peluche, que hoy se ha puesto más"
"tiedno" y
"mimozo" que de costumbre, "
oseasé" todavía más tarugo y pegajoso, desea que así sea, y que nos leamos por muchos, muchos
"quinientos" más.
Lo se pa is.