Capítulo Quingentésimo cuadragésimo: "Cuando te sientes cansado como un perro por la noche, puede que sea porque te has pasado gruñendo todo el día" (José P. 27 años, teleoperador)Técnicamente jamás llegué a probar ninguna pero siempre me llamó la atención el nombre tan "extraño" que tenían unas pastillas que vendían en las farmacias y de las que mi abuela hablaba maravillas: "
pastillas de leche de burra".
También es verdad que a mí lo de la "
leche de burra" me sonaba más a las guarradas que hacía Cleopatra cada vez que se "
higienizaba" (por cierto, María Estuardo se bañaba en vino o Isabel de Baviera lo hacía en jugo de fresas y nadie decía nada), que a algo "
bebible", pero mira tú por dónde estaba equivocado.
Leyendo un viejo manual encuentro que esta leche es poco menos que el
bálsamo de Fierabrás:
"La leche de burra es la de consistencia más ligera, más rápida de digerir, suelta el vientre, abre las obstrucciones del hígado y del bazo, es buena para el pecho, el pulmón y la vejiga, limpiando todo lo que haya en ellos, antídoto contra las medicinas mortales, contra las úlceras intestinales y los cólicos, es buena para las úlceras de la matriz, es útil contra la disnea y el asma, y la tos catarral, especialmente si se toma directamente de la ubre de la burra, sirve también contra las úlceras del pecho, de los riñones y de la vejiga, relaja todos los órganos nerviosos, si la causa de su malestar es el calor y la sequedad, y finalmente resuelve los tumores si se vierte tan milagrosa leche sobre ellos"
Con razón era utilizada antes como alimento infantil en los orfanatos, (alguno de los cuales llego a tener hasta 300 animales para el ordeño) y recomendada por la mayoría de los médicos de la época.
Uno de los mas celebres consumidores de leche fue el rey
Francisco I, que agotado por sus orgías y sus guerras mando llevar a la corte a un médico judío de
Constantinopla, que le receto únicamente como remedio a sus males leche de burra.
Su recuperación fue tan rápida que todos los cortesanos comenzaron a imitar rápidamente a su rey.
Hasta se puso de moda durante una época, fue a finales de 1.900 en París, donde se consideraba "
chic" y elegante entre la alta sociedad acudir a las '
lecherías de burra' que se hallaban en las ciudades, para tomar un vaso de esta leche tan apreciada y por la que se pagaban entonces la astronómica cifra de 8 francos de la época .
Con razón la mujer de
Nerón,
Popea, cada vez que se desplazaba con la corte siempre viajaba acompañada de un rebaño de 500 burras, las necesarias para sus "
baños cosméticos"
Por cierto, después de ver las particulares características de esta leche sólo una afirmación más , afirmación que no tiene ninguna connotación peyorativa ni quiere decir más que lo que dice:
"de entre todas las hembras, la leche más parecida por sus propiedades y composición, a la que produce la mujer para amamantar a sus "crías" es la de la burra."