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  540. Lunes, 9 mayo, 2005

 
Capítulo Quingentésimo cuadragésimo: "Cuando te sientes cansado como un perro por la noche, puede que sea porque te has pasado gruñendo todo el día" (José P. 27 años, teleoperador)

Técnicamente jamás llegué a probar ninguna pero siempre me llamó la atención el nombre tan "extraño" que tenían unas pastillas que vendían en las farmacias y de las que mi abuela hablaba maravillas: "pastillas de leche de burra".

También es verdad que a mí lo de la "leche de burra" me sonaba más a las guarradas que hacía Cleopatra cada vez que se "higienizaba" (por cierto, María Estuardo se bañaba en vino o Isabel de Baviera lo hacía en jugo de fresas y nadie decía nada), que a algo "bebible", pero mira tú por dónde estaba equivocado.

Leyendo un viejo manual encuentro que esta leche es poco menos que el bálsamo de Fierabrás:

  "La leche de burra es la de consistencia más ligera, más rápida de digerir, suelta el vientre, abre las obstrucciones del hígado y del bazo, es buena para el pecho, el pulmón y la vejiga, limpiando todo lo que haya en ellos, antídoto contra las medicinas mortales, contra las úlceras intestinales y los cólicos, es buena para las úlceras de la matriz, es útil contra la disnea y el asma, y la tos catarral, especialmente si se toma directamente de la ubre de la burra, sirve también contra las úlceras del pecho, de los riñones y de la vejiga, relaja todos los órganos nerviosos, si la causa de su malestar es el calor y la sequedad, y finalmente resuelve los tumores si se vierte tan milagrosa leche sobre ellos"

Con razón era utilizada antes como alimento infantil en los orfanatos, (alguno de los cuales llego a tener hasta 300 animales para el ordeño) y recomendada por la mayoría de los médicos de la época.

Uno de los mas celebres consumidores de leche fue el rey Francisco I, que agotado por sus orgías y sus guerras mando llevar a la corte a un médico judío de Constantinopla, que le receto únicamente como remedio a sus males leche de burra.

Su recuperación fue tan rápida que todos los cortesanos comenzaron a imitar rápidamente a su rey.

Hasta se puso de moda durante una época, fue a finales de 1.900 en París, donde se consideraba "chic" y elegante entre la alta sociedad acudir a las 'lecherías de burra' que se hallaban en las ciudades, para tomar un vaso de esta leche tan apreciada y por la que se pagaban entonces la astronómica cifra de 8 francos de la época .

Con razón la mujer de Nerón, Popea, cada vez que se desplazaba con la corte siempre viajaba acompañada de un rebaño de 500 burras, las necesarias para sus "baños cosméticos"

Por cierto, después de ver las particulares características de esta leche sólo una afirmación más , afirmación que no tiene ninguna connotación peyorativa ni quiere decir más que lo que dice:

"de entre todas las hembras, la leche más parecida por sus propiedades y composición, a la que produce la mujer para amamantar a sus "crías" es la de la burra."