Capítulo Sexcentésimo octavo: "Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla". (Confucio, 551 a.C.- 478 a.C., filósofo chino)Un viernes y a las puertas del otoño: aprovechemos el fin de semana. Los pobres también podemos ser románticos.
Primer problema: establecer exactamente que es "
ser romántico". Hay quien considera romántico un viaje al Nepal para matar clavicordios y hay quien considera que lo más romántico del mundo es adornar su pene con un
donuts y que su pareja se lo mordisquee poco a poco (por cierto que las
miguitas y los restos de azúcar que van cayendo, hacen unas curiosas cosquilleas en el glande .-Vamos eso me han contado-).
Busquemos algo intermedio, algo más "
estándar" pero que nos siga saliendo asequible, que este mes (como casi todos) no tenemos paga extra: por ejemplo regalar flores.
En una revista he encontrado una original y -sobre todo muy barata- forma de ser romántico con un simple trozo de papel y un cacharro con agua.
Se coge el papel y se recortan una o varias "
flores" (la imagen vale más que mil palabras). Se doblan los "
pétalos" hacia adentro y se ponen en agua.
En muy poco tiempo estas flores se van a ir abriendo lentamente y no porque, como dice la revista,
el amor inunde el ambiente, sino que el agua "
inunda" por capilaridad los pequeños espacios vacíos que hay entre las fibras del papel y se hincha, provocando que los pliegues se extiendan y se abra la flor.
Unos "
nenúfares" caseros pero muy efectivos. Los pobres también podemos ser románticos.
Hasta el lunes.