Capítulo Sexcentésimo cuadragésimo séptimo: "Si deseas que tus sueños se hagan realidad ¡despierta!" (Ambrose Bierce 1842-1914, escritor satírico y periodista estadounidense) Contaba
Luis Buñuel que su gran amigo
Salvador Dalí durante algunos años en su juventud sólo se excitaba, sexualmente hablando, de una curiosa manera: llevando chicas a su piso, desnudándolas, poniéndoles un huevo frito en cada hombro y, sin tener ningún contacto más con ellas, echándolas a la calle.
Y es que las costumbres sexuales, de las que
hace algún tiempo ya vimos un amplio muestrario, pueden (y deben) ser tantas y tan variadas como las personas que quieran (y puedan) practicarlas.
Van otras cuantas de las documentadas:
Ginoticolobomasofilia: Obtener placer sexual sólo manipulando los lóbulos de las orejas.
Catagelofilia: Personas que sólo alcanzan el orgasmo placer cuando alguien les ridiculiza.
Keraunofilia: placer sexual por los rayos y los truenos.
Maieusiofilia: ponerse como una moto viendo mujeres embarazadas.
Knisofilia: ponerse caliente al olor del incienso.
Chaping: ponerse cachondo dándole repetidamente con el pene en la cabeza a la pareja.
Amaurofilia: alcanzar el placer sólo cuando la pareja tiene los ojos vendados.
Centrocrefilia: fijación por espachurrar la bolsa escrotal (en la variantes "propia" o "ajena") contra un cristal.
Para otro día más.. al fin y al cabo lo de los huevos fritos tiene un
trago y
Dalí llegó a "genio".