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817. Martes, 12 septiembre, 2006

 
Capítulo Octingentésimo decimoséptimo: "No es cierto que los ojos sean el espejo del alma. Algunos de los mayores asesinos lucen una mirada dulce y adorable" (Colin Wilson, 1931, criminólogo británico)

Había una funeraria en los años setenta que se hizo famosa por el curioso lema con el que se anunciaba: "Tenemos un servicio que preferiríamos no ofrecer, pero.... no podemos evitarlo".

Lo mismo digo. Podemos evitar hablar del tema pero -más pronto o más tarde- llegará. Y conviene estar con el bolsillo preparado.

En España un ataúd de andar por casa, sin muchos lujos añadidos (que falta, -lo que se dice falta- no hacen) y de una calidad más o menos aceptable, viene a costar unos 500 euros. Algo que tampoco parece exagerado si lo comparamos con los 3.200 euros que vale uno del mismo tipo en Hong Kong, o los 1.400 que cuesta en los Estados Unidos... aunque bastante más caro que los 150 euros que suelen valer en México o los 25 euros que cuestan en Malawi.

Claro que la cosa no queda sólo aquí. A los 500 euros del ataúd (que, eso sí, incluye el correspondiente tratamiento de belleza al muerto -ellos lo llaman "acondicionamiento sanitario del cadáver"-), hay que añadir el precio de los velatorios (variable según comunidades autónomas pero que suele estar en torno a los 200 euros), el coche fúnebre, que vienen a ser 150 euros más, la cremación, unos 400 euros, el nicho, a una media de 300 euros y los correspondientes gastos de gestión y certificación de defunción, (expedidos por el Colegio de Médicos) con un coste medio (hay una gran variedad dependiendo de cada provincia), incluyendo la inhumación, de 200 euros.

A esos gastos "obligatorios" habría que sumarles otros opcionales como las coronas de flores, (unos 120 euros de media), la publicación de la esquela correspondiente (alrededor de 36o euros dependiendo del tamaño y de la tirada del periódico) o la mesa de firmas que suele ascender a los 20 euros y sin olvidarnos, en el caso de las incineraciones, la correspondiente urna en la que se entregan las cenizas: unos 280 euros más.

Total: el gasto medio que supone el enterramiento o incineración de una persona en España alcanza los 2.800 euros. Es verdad que parece una cifra exagerada para algo tan poco lucido. Pero hay que reconocer que éste será, precisamente, uno de los pocos gastos dedicados a uno mismo, que sólo tendremos que hacer una vez en la vida. Garantizado.