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831. Lunes, 2 de octubre, 2006

 
Capítulo Octingentésimo trigésimo primero: Con el puño cerrado no se puede dar un apretón de manos." (Indira Gandhi 1917-1984 política india)

Venga, voy a intentar equilibrar mi misoginia militante de los últimos posts. Lo reconozco, también los hombres tienen un montón de pequeños fallos de fábrica o vicios propios -que no exclusivos- de su sexo. Aunque hay que reconocer que la lista siempre sería más corta que si se refiriera a las mujeres. Creo.

Por ejemplo, un tío es por naturaleza lo que se denomina "un-ser-guarro". En general tardan varios días en cambiarse de calcetines, se sacan los mocos en los semáforos, no se cortan los pelillos de la nariz, sueltan sus "efluvios" en los ascensores, llevan tres días la misma camiseta, se creen que la pasta de dientes no es más que una forma de sacarle la "idem", y piensan que echar barriga y presumir del dinero que le cuesta, es todo un símbolo de masculinidad. Claro que parte de culpa de lo último lo tienen ellas empeñadas en decirles aquello de "lo importante está en el interior."

La lista podría seguir, y llegaría a ser interminable: que si les miran el culo a todas, que si el fútbol es su segundo gran amor, (detrás del coche), que si quieren sexo a todas horas y en cualquier parte, que si siempre son mejores las mujeres de los demás que la propia....

Pero quizá el "vicio" más extendido del hombre sea su absoluta candidez ante cualquier mujer, un rasgo inherente al sexo masculino del que ellas nunca pierden la oportunidad de aprovecharse, y que se empieza a manifestar ya con el nacimiento. ¿Ejemplos?.. bueno, aquel niño de cuatro años que le pregunta a su abuelo:
- "-Abuelito, ¿mi amiga Susanita puede quedarse embarazada?"
- "¡Juanito! ¿Cuantos años tiene Susanita?"
- "Como yo, cuatro".
- "No, Juanito, tu amiga no puede quedarse embarazada".
- "¡Será guarra la tía! Con el cuento del aborto me hizo vender el triciclo".
Y es sólo el comienzo de lo que les espera....