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839. Viernes, 13 Octubre, 2006

 
Capítulo Octingentésimo trigésimo noveno "Igual imprudencia es hacer juicio de un libro por el título, que de un hombre por la cara". (Benito Jerónimo Feijoo, 1676-1764, filósofo español)

Tenía que acabar pasando. Tanto hemos dicho todos la frase de "esa mierda de internet", "esta mierda de conexión" que tenía que acabar pasando. Ya existe un rollo de papel higiénico con buscador web. Nada mejor que Internet para hacer más amenas las visitas al retrete. Y si a uno le interesa lo que está viendo en la pantalla del rollo se puede imprimir, (esta vez usando papel del normal). Cada uno da a su culo lo que cree que se merece.

Yo, que he sido, soy y seré pobre y además ya con una edad difícil, empecé limpiándome con el rollo de la marca "El Elefante", un papel de color marrón, (supongo que para disimilar), que venía envuelto con un medio plástico amarillo con un elefante rojo pintado, que, si no hubiera sido tan conocido, más de uno lo hubiera utilizado como papel de envolver regalos. Eso sí, siempre venia bien para empezar a experimentar, pegándolo a la pantalla, la televisión en color. Un papel "multitasking" propio de unos tiempos menos abundantes.

Pero quien lo usó, además del color, recordará más "características", su dureza o su "impermeabilidad", que hacía qué, en cuanto se descuidaba uno, los diferentes "líquidos" corrían por el papel, terminando la carrera manos o piernas abajo. Toda una incomodidad. Y si además uno se encontraba algo "sensible" (tras una diarrea por ejemplo), la capacidad sensorial del culo hacía que te acordaras, y no muy respetuosamente, de la familia entera de los dueños de la marca.

Los de ahora son otra historia, extrasuaves, superabsorbentes, con dos capas, con olor a frutas del bosque, hiperresistentes y hasta precortados. Por cierto ¿sólo me pasa a mi o el "precorte" es tan pequeño que en cada "uso" hay que gastar media docena?

Creo que me va a salir un post muy largo pero el tema es lo suficientemente delicado y cotidiano como para dedicarle tiempo, y hoy, en mitad de un "puente" que para un servidor no ha sido, y sin tener ninguna prisa (ni nadie que nos la meta) es un buen día para divagar sobre tan importante tema.

Elegir un buen papel de culo no se puede hacer a la ligera, hay que seleccionar entre un montón de marcas teniendo en cuenta que, a diferencia de otras compras vitales, aquí no te van a dejar probar antes de elegir y tampoco van a aceptarte la devolución en el caso de que no quedes satisfecho, (ni tan siquiera en el corte inglés te dejan devolver papel del culo usado aunque no estés satisfecho con el resultado). Siempre queda la opción de usar el retrete del hiper en modo "probador", pero nadie te asegura que haya servicios públicos y de haberlos, nunca serán como los de casa. Además, no va a quedar muy bien visto presentarse en la caja para pagar y que el paquete de papel de culo esté empezado.

Si existen muchas dudas, que siempre existen, lo mejor es que, cuando estemos en el pasillo de los rollos y sin que nadie se dé cuenta, abramos un paquete de cada marca, (digo al menos uno; pero si somos muy desconfiados, debemos probar con más no sea cosa que solo el que está delante sea el auténtico...) Después de comprobar la medida que figura en el envoltorio (habrá que confiar un poco en los fabricantes, pero sólo un poco, si dicen 74 metros, calculemos que tiene 51, más o menos), nos centraremos en desplegar dos o tres vueltas del rollo y, muy lentamente, pasarlo por nuestra cara. Al fin y al cabo sí para la cara es suave seguro que para el culo también. Y no sirve sólo probarlo con los dedos, que nuestro tacto, acostumbrado a tocar de todo, puede jugarnos malas pasadas.

Eso sí, la educación ante todo, por lo tanto, una vez probados los distintos tipos de papel y luego de haber dado con el indicado para nuestro cutis, viene el trabajo de ocultar evidencias. Siempre inadvertidamente, esconderemos todos los paquetes abiertos y pasarán del primero al último lugar. Escogemos el segundo paquete que ahora habrá pasado a ser el primero y lo introducimos en el carrito. Y no hay que tomarse todo al pié de la letra, se puede uno llevar más de un paquete.

Es cierto que existen otros detalles más íntimos que también se deben de tomar en cuenta a la hora de decidirse. Por ejemplo: cuanta experiencia tiene la mano que va a ejecutar el acto, el método de doblado o plegado de papel, de que lado está puesto el portarrollos, el tamaño del propio baño -que nos permitirá maniobrar mejor o peor-, la forma del asiento en el que se va a desarrollar la acción...

La experiencia, como en todo, será la que determine la elección. Son muchos los parámetros que deben tenerse en cuenta aunque ninguno será tan determinante como el factor humano. Para un buen uso se requiere de mucha muñeca y una habilidad inusual de la que no nos solemos dar cuenta, es de esas pocas cosas que hacemos a diario (no todos, es verdad) donde no se puede explotar el sentido de la vista y en cambio es preponderante el del tacto. El del olfato sólo actuará de forma indirecta ya que, debido a los múltiples parámetros que pueden hacerlo variar, es poco fiable. Resumiendo: nada como las prácticas anteriores de cada uno en tan delicado tema para acertar plenamente en la elección.

Y ya paro, que con tan apasionante tema me pongo, me pongo y nunca sé cuando acabar. Debería de aprender un poco de algunos pueblos orientales. Mucho más serios para estas cosas, ello ni tan siquiera saben lo que es el papel del culo. Unos genios, eso es lo que son, unos genios afortunados que se evitan la discusión -casi diaria- que mantenemos el resto de la humanidad sobre quien ha acabado el rollo y no ha puesto otro. Y siempre nos damos cuenta después.. Hasta el lunes.