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843. Jueves, 19 Octubre, 2006

 
Capítulo Octingentésimo cuadragésimo tercero: "Donde hay matrimonio sin amor, habrá amor sin matrimonio" (Benjamin Franklin, científico, político y filósofo norteamericano)

Era la eterna pregunta que durante muchos, muchos, muchos años tuve que escuchar una y otra vez: ¿Y tú cuándo te casas?

Cuando ya creía que me había librado de la ella, en parte por cuestiones de edad (consideran que ya se me pasó el arroz) y en parte por lo evidente de la situación (parece que llevar el mismo "amigo" adosado durante más de veinte años presentándolo siempre como "mi pareja" hace que algunos especialmente "listos" hasta puedan sospechar que la relación fuera algo más que una "simple amistad") van los que mandan y no se les ocurre otra cosa que aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Y ya estamos otra vez con la cantinela: ¿y tú, cuándo te casas?

La pregunta en cuestión era especialmente sangrante, por lo repetitiva, en bautizos, comuniones y navidades varias, aunque siempre tenía un punto álgido: las bodas familiares. El sitio perfecto para que cualquier pariente -cercano, lejano o mediopensionista- te soltara aquello de ".. seguro que eres el siguiente ¿a que sí?"

Una costumbre que no logré eliminar del todo pero que si pude reducir mucho en frecuencia cuando decidí pasar al ataque haciéndoles a ellos la misma pregunta que se empeñaban en hacerme a mi aunque cambiando el sitio del interrogatorio. En vez de hacerla en las bodas, la hacía en los funerales.

".. seguro que eres el siguiente ¿a que sí?".. Mano de santo.