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881. Viernes, 15 diciembre, 2006

 
Capítulo Octingentésimo octogésimo primero: "La humanidad tiene una moral doble: una que predica y no practica, y otra que practica, pero no predica" (Bertrand Arthur William Russell, 1872-1970, filósofos y matemático inglés)

Estamos a las puertas de uno de los fines de semana más "salidos" (en su acepción de "salir") del año. Cenas de empresa, copas de empresas, reuniones de empresas... lo que nos lleva a un inevitable pensamiento: teniendo en cuenta que la mayoría de las infidelidades se producen con los compañeros de trabajo -el roce hace el cariño-, las posibilidades de acabar hoy viernes y/o mañana sábado, intercambiando fluidos en plan pendón desorejado con uno o varios colegas laborales, se pueden disparar.

Regla básica a cumplir en todos estos encuentros: usar preservativo. Hasta aquí bien. Pero si tenemos en cuenta que estas celebraciones suelen ser multitudinarias y -por lo tanto y por una simple lógica- el posible conocimiento bíblico también puede ser multitudinario, no va a estar de más recordar (insistir en la seguridad siempre es bueno) un post anterior de "tantos hombres y tan poco tiempo" en el que se explica detalladamente qué hacer en semejante noche si acabas desnudo con el plasta de administración, el pesado de los recursos humanos y/o un señor que pasaba por allí, llevando encima la reserva habitual: los dos preservativos de guardia.

Pongamos un término medio: que de los cuatro, dos sean pasivos y dos activos (algo que nos sirve igual si habláramos de dos mujeres y dos hombres, así todos contentos) ¿Cómo hacer entonces para que cada uno guarree al menos una vez con cada uno -¡siempre de forma segura!- teniendo en cuenta que sólo hay dos preservativos y no es muy conveniente que el mismo "toque" algunos sitios después de haber "tocado" antes otros sitios?

Pues por difícil que parezca, se puede.

El primer laboroamante -activo- se pone los dos condones, uno sobre el otro. Después de copular con uno de los pasivos, acaba, se quita el condón externo y, con el condón interno, empieza a guarrear lúbricamente con el segundo pasivo.
Por ahora y para empezar, ya tenemos tres satisfechos.

El segundo laboroamante activo se pone el condón externo que se quitó su compañero y copula con el primer pasivo. Mientras, el primer activo acaba de guarrear con el segundo pasivo, se quita el condón interno y se lo pasa al segundo activo que puede guarrear con toda tranquilidad con el segundo pasivo.

Y todos tan satisfechos sin ningún riesgo.

De todas formas como dicho así sé que es difícil de entender (aunque in situ la cosa no es tan complicada, -eso me han contado- ), yo animo a ponerlo en práctica este fin de semana, sin duda uno de los más propicios del año. Por un mero interés educativo, naturalmente. Hasta el lunes.