Capítulo Octingentésimo octogésimo primero: "La humanidad tiene una moral doble: una que predica y no practica, y otra que practica, pero no predica" (Bertrand Arthur William Russell, 1872-1970, filósofos y matemático inglés)Estamos a las puertas de uno de los fines de semana más "
salidos" (en su acepción de
"salir") del año. Cenas de empresa, copas de empresas, reuniones de empresas... lo que nos lleva a un inevitable pensamiento: teniendo en cuenta que la mayoría de las
infidelidades se producen con los compañeros de trabajo -
el roce hace el cariño-, las posibilidades de acabar hoy viernes y/o mañana sábado, intercambiando
fluidos en plan
pendón desorejado con uno o varios colegas laborales, se pueden disparar.
Regla básica a cumplir en todos estos encuentros: usar preservativo. Hasta aquí bien. Pero si tenemos en cuenta que estas celebraciones suelen ser multitudinarias y -por lo tanto y por una simple lógica- el posible
conocimiento bíblico también puede ser
multitudinario, no va a estar de más recordar (insistir en la
seguridad siempre es bueno) un post anterior de "
tantos hombres y tan poco tiempo" en el que se explica detalladamente qué hacer en semejante noche si acabas desnudo con el plasta de
administración, el pesado de los
recursos humanos y/o un señor que pasaba por allí, llevando encima la reserva habitual: los dos preservativos de guardia.
Pongamos un término medio: que de los cuatro, dos sean pasivos y dos activos (algo que nos sirve igual si habláramos de dos mujeres y dos hombres, así todos contentos) ¿Cómo hacer entonces para que cada uno guarree al menos una vez con cada uno -¡siempre de forma segura!- teniendo en cuenta que sólo hay dos preservativos y no es muy conveniente que el mismo "
toque" algunos sitios después de haber "
tocado" antes otros sitios?
Pues por difícil que parezca, se puede.
El primer
laboroamante -activo- se pone los dos condones, uno sobre el otro. Después de copular con uno de los pasivos, acaba, se quita el condón externo y, con el condón interno, empieza a guarrear lúbricamente con el segundo pasivo.
Por ahora y para empezar, ya tenemos tres satisfechos.
El segundo
laboroamante activo se pone el condón externo que se quitó su compañero y copula con el primer pasivo. Mientras, el primer activo acaba de guarrear con el segundo pasivo, se quita el condón interno y se lo pasa al segundo activo que puede guarrear con toda tranquilidad con el segundo pasivo.
Y todos tan satisfechos sin ningún riesgo.
De todas formas como dicho así sé que es difícil de entender (aunque
in situ la cosa no es tan complicada, -eso me han contado- ), yo animo a ponerlo en práctica este fin de semana, sin duda uno de los más propicios del año. Por un mero interés educativo, naturalmente. Hasta el lunes.