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718. Martes, 7 marzo, 2006

 
Capítulo Septingentésimo decimoctavo: "De los alemanes se puede esperar lo peor desde el momento en que para dar las gracias dicen "tanque". (Jaume Perich Escala, 1941-1995, humorista español)

Pocos placeres resultan tan agradables como despertarse con hambre en mitad de la noche, llegar medio dormido y a trompicones a la cocina, y comer lo primero que pilles.

También es verdad que cualquiera entiende los evidentes riesgos que puede tener el realizar una acción semejante: los servicios de urgencia de los hospitales pueden dar buen detalle de alguna que otra faringe abrasada en mitad de la noche por confundir la botella de agua con la de lejía a la que su dueño había intentado darle un buen lingotazo para ver si pasaban las colillas del cenicero que acababa de meterse en la boca y a las que había "confundido" con almendras saladas.

El pobre señor las pasó canutas, pero -ahora que no nos oye nadie- lo que nos pudimos reír después.