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752. Viernes, 5 mayo, 2006
Capítulo Septingentésimo quincuagésimo segundo: "Uno de los más serios problemas del mundo actual es que muchas personas creen que, porque han estudiado, no tienen que pensar. (Aldo Cammarota, 1930- 2002, guionista argentino)Aunque llevo muchos años escuchando argumentos a favor y en contra del doblaje de películas yo siempre me he declarado un entusiasta de las versiones originales. Eso sí, sólo para un género: el porno. Y es que el jadeo es un " arte" que ni el mejor doblador metido en escena puede soñar con reproducir de una manera fiel. Un " do it harder", un " I´m coming!" o el simple " come on" dicho en plena función, es tan inimitable como el olor de los pies descalzos al amanecer. Por ejemplo. La razón es sencilla. Los gemidos son involuntarios, la presión sanguínea durante el orgasmo puede alcanzar el doble de lo normal y para mantener semejante ritmo los pulmones tienen que inhalar más oxígeno. Para que esto ocurra se abre la boca, se dilatan las aletas de la nariz y se acaban soltando gemidos o gruñidos que quien más y quien menos ha comprobado en sus propios oídos. Me gusta el porno, pero cuando veo una doblada no puedo dejar de pensar en los pobres señores en un estudio de doblaje diciendo " !házmelo más fuerte!", " !me voy!" o el simple " sigue así" entre sorbo y sorbo de café pensando en la comida del domingo con la suegra. Hay que reconocerlo: no es lo mismo. Hasta los más entusiastas del doblaje lo tienen que entender. Y si alguno alberga aún alguna duda, que vea cualquier película porno china doblada al castellano, algo tan " erótico" como lo que habitualmente jadean en ellas: "!chun!", "!chun!", "!chun!", tiene una traducción literal al castellano de ¡"primavera!", ¡"primavera!", ¡"primavera!" Y así, desde luego, no hay manera de concentrase en el asunto. Hasta el lunes.
751. Jueves, 4 mayo, 2006
Capítulo Septingentésimo quincuagésimo primero: "La mujer es como los coches, a la vejez es cuando más se pintan". (Enrique Jardiel Poncela. 1901-1952 escritor español) No acabo yo de tener muy claro si pierde más el tiempo la gente que inventa cosas inútiles o aquellos que somos capaces de perder el tiempo leyendo las cosas inútiles que inventa alguna gente. Glenn Wilson, un psicólogo británico " especializado" calcular " sentimientos" mediante complicadas (lo complicado siempre es más creíble) fórmulas matemáticas ha creado la " fórmula de la popularidad", una ecuación que, según él, sirve con extraordinaria precisión (lo de " extraordinaria precisión" siempre sube mucho el caché de cualquier resultado) para calcular cuán populares somos mediante cinco factores cruciales: Una vez recopilados los datos correspondientes a cada letra sustituiremos la inicial de cada uno de los factores por la puntuación obtenida. El resultado, en la mayoría de los casos) será un número entre el 0 y el 100. Cuanto más alta la puntuación, más popular será uno. Naturalmente, a partir de tan crucial descubrimiento, grupos de expertos se han lanzado a la caza, captura y publicación de sesudos estudios sobre el grado de popularidad de sus correspondientes ámbitos de influencia (que suele ser el de la universidad que financia el estudio) llegando a la conclusión que la edad a la que se tiene más éxito, más amigos y más vida social, son los 22 años. Lo dicho, no acabo yo de tener muy claro si pierde más el tiempo la gente que inventa cosas inútiles o aquellos que somos capaces de perder el tiempo leyendo las cosas inútiles que inventa la gente. Ahí estamos.
750. Miércoles, 3 mayo, 2006
Capítulo Septingentésimo quincuagésimo: "Tenemos dos orejas y una sola lengua para que oigamos más y hablemos menos. (Diógenes, 413 a.C- 327 a.C, cínico griego)Los egipcios sabían la hora cuando era de noche gracias a los relojes de agua. El invento (de nombre "clepsidra") consistía en una vasija con marcas graduadas en su exterior y un agujero en la base por el que escapaban unas 10 gotas por segundo. El cambio de nivel del agua indicaba en qué momento de la noche estaban. Para mi que en este fin de semana, en principio más largo de lo normal, el agujero de la vasija de mi reloj más que un orificio pequeñito, era un pedazo boquete por el que se escapaba el agua a puñados. ¡Pero qué corto se me ha hecho! ¿Habrá algo más relativo que el tiempo?
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