Capítulo Noningentésimo sexagésimo: "¿El instrumento más sexy? El violonchelo: tiene curvas y se tiene entre las piernas" (Norah Jones,1979, cantante y pianista estadounidense)
Recibo un correo de alguien muy amable quejándose de lo poco que acostumbro a
mojarme en temas
serios, y hasta atreviéndose a darme un pequeño tirón de orejas por no usar más a menudo estas líneas "
de un blog tan conocido y de tanto éxito" (????? -
pasa y tómate algo, estás invitado a lo que quieras-) para reivindicar lo que en su correo denomina "
activismo gay".
Tiene razón. Yo evito escrupulosamente hablar de
militancias. No lo hago por comodidad, sino por la creencia, más bien certeza, de que la disputa sobre doctrinas y principios se desarrolla en un plano completamente distinto al de mis propias ideas y esfuerzos.
No dudo de que detrás de las ideologías, de todas las ideologias, hay mucha buena fe (y también algo de desesperación); incluso que la mayoría de sus participantes son
personas humanas, pero los programas y las filosofías cada vez me parecen más simples y estúpidos y no puedo dejar de pensar que entre cualquier grupo de personas estatificadas y organizadas no hay nada más raro que lo racional y natural.
No sé si el mundo ha mejorado, si no ha sido siempre igual de bueno e igual de malo. Lo que sí sé es que si el mundo ha mejorado gracias a los hombres, si gracias a los hombres se ha hecho más rico, más vital, más alegre, más arriesgado, más divertido, no se debe a los políticos, sino a los auténticos "
egoístas", que no conocen ni un norte, ni se proponen metas, que se contentan con vivir y ser ellos mismos.
¿Confundido? Posiblemente, pero en esas estoy.