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1027. Jueves, 6 septiembre, 2007

 
Capítulo Milésimo vigésimo séptimo: "Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible". (Charles-Maurice Talleyrand Périgord, 1754-1838; diplomático y estadista francés)

El otro día leí una encuesta patrocinada por una empresa de desodorantes. Decía que un 57% de los varones españoles espera a que sean ellas las que den el primer paso. Mojigatas, temblad... ¡Uno de cada dos hombres no os hablará nunca!

Me lo creeré. Uno, después de tantos años retirado del mercado sólo puede hablar por lo que otros le cuentan. Pero pregunto. Y casi todos coinciden: en el mundo hetero ligar, lo que se dice ligar, más bien poco. Al menos la mayoría.

Yo creo que es cuestión de expectativas. Demasiado exageradas. Tanto cine no puede ser bueno. ¿Pero es que nadie se ha dado cuenta de que en el cine ligar es muy fácil? Una vida vacía, deprimente; un paseo por el parque, la cabeza gacha... Y ahí está, la media naranja: es dulce, interesante... fiel... Él la mira, ella lo mira y ¡zas!, beso y boda.

Menuda gilipollez. En la vida real, cuando todo te va mal, de mirarte alguien, te mira un tuerto ¿Y cómo puedes contarle a alguien en ese estado que tu vida es un asco, que tienes un trabajo de mierda, una hipoteca hasta el dosmilcientotreintayseis y que has engordado tres kilos en el último trimestre y subiendo?

Y es que ligar así es muy difícil. Pero no nos engañemos, a partir de cierta edad ligar, lo que se dice ligar en el extraño mundo hetero, es difícil siempre. También cuando están en racha. Me dicen que casi todos cumplen escrupulosamente una misma rutina cada vez que se deciden. Se arreglan como si fueran a hacer la primera comunión, salen, se pegan a la barra, se toman algo.. y se van a casa. Acaban enchufados a la teletienda porque ésos del abdominazer son los únicos cuerpos que verán esa noche.

También cabe la remota posibilidad de que todo lo anterior no sea más que un cuento urdido con el único fin de desanimarme (¿miedo a la competencia?) por si alguna vez -dios no lo quiera- me da por intentar asomarme a tan desconocido universo. Que se queden tranquilos. Todavía no conozco a nadie que haya abandonado completamente la costumbre de yacer -y retozar- con varones para dedicarse sólo a conocer bíblicamente mujeres. En cambio, los que realizan el camino contrario son legión. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.