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1028. Viernes, 7 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo vigésimo octavo: "Mi horóscopo dice que hoy conoceré a alguien grande".(Jessica Lange en la película King Kong)En cuestiones de sexo cada maestrillo tiene su librillo. Nadie sabe mejor los gustos y disgustos a desarrollar mientras se realiza tan agradable tarea que los participantes en la misma. De todas formas, nunca está de más echar un vistazo a alguna de las infinitas películas que existen sobre el tema, aunque sólo sea para coger alguna que otra idea de esas que -más tarde que pronto- uno podría llegar a poner en práctica. Pues estaba yo ensimismado con tan educativa labor, cuando en una de las escenas de la película (cuyo título era algo así como El indecente ladrón y su rabo juguetón, aunque no suelo quedarme mucho con los créditos..) sus dos protagonistas (tampoco me quedo yo mucho son sus nombres..) se subían encima de una lavadora y, aprovechado que debía de estar puesta en un programa para ropa no delicada de color y con el doble centrífugado a punto de empezar, beneficiarse de las mil revoluciones por minuto de la maquinita hasta dejar los azulejos de la cocina, entre otras cosas, completamente perdidos. Yo algo ya había oído del asunto, pero claro no es lo mismo que te lo cuenten por ahí a que unos señores expertos en la materia te hagan la demostración práctica, mostrándote, además, absolutamente todo. En estos casos la profesionalidad es muy importante. Bueno, a ver, que me estoy dispersando. Lo que yo quería hoy era protestar. Primero porque la lavadora de mí casa está empotrada. Un problema del que, es verdad, nadie tiene la culpa y que, no obstante, se podría solucionar de una forma relativamente fácil, bien echando un poquito de agua en los baldosines para que se deslice mejor sobre ellos y salga poco a poco, o (y si se puede elegiremos esta segunda opción, sin duda la mejor) eligiendo para el experimento a un cachas que te la saque (la lavadora). Pero por lo que de verdad quiero protestar es por la manía que les ha entrado a todos los fabricantes de estos trastos por subirles las revoluciones -algo que en principio nos beneficia- pero quitándoles lo que es, sin duda, el meollo de la cuestión aquí: sus vibraciones. ¡Pero si hasta presumen de que un niño puede quedarse dormido encima de una de ellas mientras centrifuga! Así no hay manera. De todas formas espero que alguno por aquí aún tenga una lavadora como dios manda y pueda escribirme unas letras contándome si la cosa merece, o no, la pena. Y ya de paso darles un toque de atención a los que hacen este tipo de películas para que se pongan las pilas y actualicen un poco sus herramientas. El cine, como cultura que es, tiene que ser también útil. Hasta el lunes.
1027. Jueves, 6 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo vigésimo séptimo: "Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible". (Charles-Maurice Talleyrand Périgord, 1754-1838; diplomático y estadista francés)
El otro día leí una encuesta patrocinada por una empresa de desodorantes. Decía que un 57% de los varones españoles espera a que sean ellas las que den el primer paso. Mojigatas, temblad... ¡Uno de cada dos hombres no os hablará nunca! Me lo creeré. Uno, después de tantos años retirado del mercado sólo puede hablar por lo que otros le cuentan. Pero pregunto. Y casi todos coinciden: en el mundo hetero ligar, lo que se dice ligar, más bien poco. Al menos la mayoría. Yo creo que es cuestión de expectativas. Demasiado exageradas. Tanto cine no puede ser bueno. ¿Pero es que nadie se ha dado cuenta de que en el cine ligar es muy fácil? Una vida vacía, deprimente; un paseo por el parque, la cabeza gacha... Y ahí está, la media naranja: es dulce, interesante... fiel... Él la mira, ella lo mira y ¡zas!, beso y boda. Menuda gilipollez. En la vida real, cuando todo te va mal, de mirarte alguien, te mira un tuerto ¿Y cómo puedes contarle a alguien en ese estado que tu vida es un asco, que tienes un trabajo de mierda, una hipoteca hasta el dosmilcientotreintayseis y que has engordado tres kilos en el último trimestre y subiendo? Y es que ligar así es muy difícil. Pero no nos engañemos, a partir de cierta edad ligar, lo que se dice ligar en el extraño mundo hetero, es difícil siempre. También cuando están en racha. Me dicen que casi todos cumplen escrupulosamente una misma rutina cada vez que se deciden. Se arreglan como si fueran a hacer la primera comunión, salen, se pegan a la barra, se toman algo.. y se van a casa. Acaban enchufados a la teletienda porque ésos del abdominazer son los únicos cuerpos que verán esa noche. También cabe la remota posibilidad de que todo lo anterior no sea más que un cuento urdido con el único fin de desanimarme (¿miedo a la competencia?) por si alguna vez - dios no lo quiera- me da por intentar asomarme a tan desconocido universo. Que se queden tranquilos. Todavía no conozco a nadie que haya abandonado completamente la costumbre de yacer -y retozar- con varones para dedicarse sólo a conocer bíblicamente mujeres. En cambio, los que realizan el camino contrario son legión. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.
1026. Miércoles, 5 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo vigésimo sexto: "Los regalos inútiles son los únicos que parecen regalos, por eso los niños siempre prefieren las tonterías a los regalos caros" (Jacinto Benavente, 1866 - 1954 dramaturgo y director, guionista y productor de cine español)Mes de cumpleaños, empieza los interrogatorios. La misma pregunta de todos los años, la misma respuesta de todos los años y la misma frase para cerrar la conversación de todos los años: ¡es que no hay forma de regalarte nada!Sé que es muy feo no ser agradecido a los regalos que le hacen a uno; aunque no sean acertados, hay que agradecer la intención. Eso es lo que me enseñaron de pequeño y es lo que he procurado mantener. Pero empiezo a estar harto de que me regalen cosas inútiles De todas formas, reconozco que nunca he sido fácil para regalarme. Y cada vez peor. Sirva de disculpa que he llegado a una edad en que tienes todo lo que necesitas -y además necesitas menos que a otras edades- y por eso mismo es más difícil acertar. No fumo, no bebo, no sé conducir, no me gustan las plumas (las que escriben), aún me quedan cinco botes de Farenheit (de la media docena que cayeron estas navidades) y todavía tengo el móvil de tercera mano, aquel que iba a tirar - por antiguo- mi sobrino cuando le compraron uno con pantallita a color. Difícil, muy difícil, lo sé, y más cuando a todo el mundo que me pregunta le digo que no se molesten, que el único regalo que me gustaría desenvolver para pasarme la tarde jugando con él, sólo lo venden a escala. Y claro, no es lo mismo jugar con bomberos de plástico -por muy pintados a mano que estén o muy de Lladró que sean- que con los del cuerpo original. Y ya si entramos en las cuestiones de las mangueras, mejor ni hablamos.
1025. Martes, 4 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo vigésimo quinto: "En el bufet de la vida uno no puede repetir, por eso hay que llenarse la copa hasta el borde y guardarse unos panecillos en el bolsillo". (John Goodman, en la película Los Picapiedra)Siempre había considerado al papel de culo -lo de llamarlo " higiénico" no me acaba de convencer mucho- uno de los grandes inventos de la humanidad. Al menos uno de los más útiles. Creo que todos hemos comprobado alguna vez en nuestras propias carnes el desastre que significa no tenerlo a mano cuando lo necesitamos. Y es duro, muy duro. El caso es que todos los inventos se han ido perfeccionado a lo largo del tiempo. Poco a poco se han ido adaptando más y mejor a aquello para lo que fueron creados, mejorando y optimizando sus prestaciones. ¿Todos? Pues todos, todos, no. Precisamente el papel de culo es una de esas pocas creaciones que resultaban mucho más prácticas y cómodas de usar en sus inicios que ahora. Culturas orientales aparte, parece ser que el primer caso oficial documentado del uso de algo semejante a un papel de culo oficial, o al menos de algo que cumplía la función de, se encuentra en el siglo XVIII. Por aquellos años a la emperatriz Catalina de Rusia le dio por instalar en su palacio de San Petersburgo un retrete con el fin de que fuera usado, además de por ella misma, por sus más íntimos y, hasta en un derroche de generosidad, por algún que otro invitado de confianza. La taza consistía en un simple agujero (muy adornado, como correspondía al trono de una emperatriz) que daba directamente a un sótano en el que varios empleados se turnaban para realizar los correspondientes trabajos de limpieza de todo lo que fuera cayendo desde arriba. Pero no eran éstos los únicos operarios de tan higiénico servicio, justo al lado de la taza había siempre un señor que, escobilla en mano, tenía como única misión limpiar, fijar y dar esplendor a todos y cada uno de los traseros que por allí pasaran después de que sus dueños los usaran para una de las variadas funciones para las que la madre naturaleza los diseñó. La misma faena que realiza el papel de culo, pero mucho más práctico. No sé, pero me estaba recordando un poco a lo de las gasolineras. Antes ibas a echar gasolina y un señor muy amable se encargaba de todo, ahora te cobran más, lo tienes que hacer tu todo y en cuanto te descuidas acabas pringado de no sé sabe muy bien qué y con un olor que tarda horas en desaparecer. Unos oficios que, aunque sólo fuera por conservar las tradiciones de nuestros antepasados, no deberíamos permitir que se perdieran.
1024. Lunes, 3 septiembre, 2007
Capítulo Milésimo vigésimo cuarto: "Lo triste no es ir al cementerio sino quedarse" (Sergio H. 45 años, administrativo y pensador)
Los hindúes creen que cada gota de semen está formada por 1.000 gotas de sangre y que cada hombre fabrica su semen durante la infancia. Éste permanece guardado en una especie de reservorio, que está situado en la base del cráneo, y al llegar a la edad fértil el varón empieza a tirar de las reservas. De esta manera, cuando se agota el "stock" el hombre muere. Esta teoría -convicción para ellos- explica por qué intentan, a través de complicadas técnicas de autocontrol, no eyacular en la mayoría de sus relaciones sexuales y por qué solamente lo hacen cuando las necesidades reproductoras son inevitables. Después de enterarme del asunto el susto ha sido morrocotudo. Entre lo pronto que me convertí en un pendón desorejado y la marcha que le doy a mis " reservas" si me fío de estos hindúes resulta que me queda menos que un caramelo a la puerta de un colegio. ¿Pero por qué no me lo avisaron antes?
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