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1048. Viernes, 5 octubre, 2007
Capítulo Milésimo cuadragésimo octavo: "Algunos pueden levantarse, por la mañana, temprano y alegres. Otros sólo se levantan. (Raúl J. 18 años, estudiante del cuatro curso del módulo de "repartidor de comidas a domicilio" correspondiente a F.P. II)Uno de los descubrimientos infantiles que más me marcaron fue comprobar que, por más que mi abuela se empeñaba en decirme que era la señal de la cruz que ella me hacía con saliva la causante de que me desapareciera aquel molesto hormigueo que me entraba después de haber estado mucho rato sentado sobre mi propia pierna (una manía como otra cualquiera), resultaba igual de efectivo si, en vez de tan piadoso signo, lo que te dibujaba con sus babas era la v de los lagartos que por aquel entonces andaban atacando la tierra por la tele. Por ejemplo. Vamos, que aquello funcionaba, sí, pero sólo por la saliva y no por las letanías que ella recitaba tan entusiasmada mientras dibujaba la crucecita. Pensé que nunca iba a tener otra decepción de calibre semejante. Me equivoqué. Como es viernes iba a trastear con el sexo, pero no acabo de salir de mi asombro al enterarme de que las plantas no crecen mejor cuando les hablas sino que, en todo caso, es el dióxido de carbono exhalado por la persona que les da conversación, osea yo, la que les ayudaría a crecer. Vamos, que ahora resulta que mi poto está como está -y está muy bien- no porque cada mañana le cante un trocito de las Vainica Doble y le ponga al día del capítulo de ayer de los Simpson (... hummm, creo que me gusta milhouse), no, está así porque el muy guarro me chupa los gases. De verdad, con esto de la ciencia y su manía de explicarlo todo racionalmente, no gana uno para disgustos. Hasta el lunes. recuerdos, naturaleza
1047. Jueves, 4 octubre, 2007
Capítulo Milésimo cuadragésimo séptimo: "Los hombres que no perdonan a las mujeres sus pequeños defectos jamás disfrutarán de sus grandes virtudes." Khalil Gibrán, 1883-1931; poeta libanés)
La crueldad femenina llega -a veces- a unos límites que son difíciles de comprender hasta por las mentes más retorcidas y perversas. El cóndor, el ave carroñera más grande que existe, es un animal completamente monógamo y con una característica muy peculiar: sólo se aparea cada dos años. El acoplamiento se produce después de que el macho realice -a más de tres mil metros de altura- largas paradas nupciales que le dejan al borde del agotamiento. Y todo con un único motivo: impresionar a su hembra y que ella le permita desfogarse. ¡Por fin! Pues bien, después de esperar los dos años para que aquello pueda ocurrir, después de dejarse las plumas exhibiéndose delante de la única compañera que va a tener en toda su vida, después de semejantes sacrificios, más del 50% de las señoritas cóndor se niegan a realizar la cópula con su sufrido compañero... al que no le queda más remedio - lo de la monogamia lo llevan a rajatabla- que esperar otros dos años para que ella vuelva a encontrase en celo y tener la suerte de que entonces a la señora cóndor le apetezca. Crueles no es la palabra. mujer, misoginia
1046. Miércoles, 3 octubre, 2007
Capítulo Milésimo cuadragésimo sexto: "Jamás ha habido un niño tan adorable, que su madre no quisiera verlo dormido". (Ralph Waldo Emerson, 1803 - 1882; escritor, filósofo y poeta estadounidense)Aviso. Cuidado: me he levantado filosófico. Si la naturaleza se ha tomado tanto trabajo en diseñar estrategias para que todo funcione dentro de un orden razonablemente lógico, ¿por qué diantres se ha olvidado de los humanos? Si hasta la más pequeña de las plantas es capaz de organizarse su vida tan ricamente, ¿por qué nosotros, que poseemos una inquietud autopensante a la que llamamos conciencia, y un puñado de neuronas ajetreadas, y memoria, y deseos de futuro; por qué nosotros, supuestos reyes de la creación, nos montamos la existencia tan rematadamente mal? Cualquier organismo vivo parece saber a la perfección lo que le conviene; pero los seres humanos somos autodestructivos, inseguros, confusos. Ni tan siquiera hace falta mencionar las guerras, las hambrunas, las tiranías y los genocidios para comprender que somos un completo desastre. Basta con mirar el día a día, la cotidianidad más simple y más común. La ignorancia con la que nos enfrentamos a la vida, el vaivén absurdo de sentimientos, los celos -profesionales o amorosos-, los miedos -físicos o metafísicos-; las ambiciones siempre desmedidas, absurdas, inalcanzables. No voy a entrar aquí a discutir si todo el ingenio en el que se mueve la naturaleza responde a un plan, esto es, si existe un dios, o si la sabiduría biológica responde simplemente a las ciegas leyes darwinianas. A decir verdad, resulta más macabra la idea de la existencia de un dios que la de la nada, porque tal y como están las cosas en el mundo es de temerse que ese dios creador tenga muy mala leche, o que sea tal vez un dios loco o un bromista con poquísima gracia. Un tipo muy poderoso y no muy recomendable, en cualquier caso. Alguien capaz de crear un amanecer cada mañana, pero que al mismo tiempo nos deja sumidos en la más absoluta torpeza a los humanos, no parece una divinidad muy de fiar. Avisé, hoy estoy en plan coñazo. Ni caso. Mañana será otro día. sociedad, filosofía
1045. Martes, 2 octubre, 2007
Capítulo Milésimo cuadragésimo quinto: "Roncar es tomar ruidosamente sopa de sueño" (Ramón Gómez de la Serna, 1888 - 1963; escritor español)
Se lee mal, lo sé. Pero es tan impresionante el documento, tan desgarrador el testimonio que nos cuenta una pobre mujer sumida, como tantas otras, en la desesperación de un problema que está destrozando su vida y al que no le encuentra solución, que bien merece la pena hacer un esfuerzo por leerlo.
¡Qué dramas hay por la vida! Y nosotros venga a quejarnos por tonterías. Se dice bien.
mujeres, roncar
1044. Lunes, 1 octubre, 2007
Capítulo Milésimo cuadragésimo cuarto: "Dos cerebros juntos producen la mitad de ideas que producirían cada uno por separado" (Ley de Chevin)
EE.UU. 1929. Érase un ciudadano que vivía al lado de una carretera donde vendía bocadillos. Era sordo y, por tanto, no escuchaba la radio. No veía muy bien y, en consecuencia no leía los periódicos. Pero, eso sí, vendía buenos bocadillos y el negocio cada vez iba mejor. Quiso aprovechar la racha. Arrendó un trozo de terreno, levantó un gran letrero y empezó a pregonar su mercancía a pleno pulmón: - "!Compren deliciosos bocadillos calientes!"Y la gente compraba. Aumentó sus compras de buen pan y buena carne. Amplió su local para poder ocuparse mejor de todo y, tanto trabajo tenía, que mandó recado a su hijo para que regresara de la Universidad donde estudiaba Ciencias Empresariales y le ayudara. Nada más llegar, su hijo le dijo: - "¡Papá ¿no escuchas la radio ni lees los periódicos? Estamos atravesando una gran depresión, la situación está francamente mal, no podría estar peor" El padre pensó: - "Mi hijo estudia en la Universidad, lee los periódicos y escucha la radio. Debe saber de lo que habla".Así que empezó a comprar menos pan y menos carne, desmontó el letrero, dejó el arrendamiento del terreno para eliminar gastos y empezó a no pregonar sus bocadillos. Y sus ventas disminuyeron de día en día. - "Tenías razón" -le dijo al muchacho- " !estamos en una gran crisis!" Hummm, no he terminado de pillarlo. A ver, ¿la moraleja de la historia es explicarnos lo malo que es tener un hijo que estudie empresariales o, directamente, la ruina que supone para cualquier economía familiar tener hijos, así, en general? Los lunes ando un poco perdido yo. Aunque, poniéndonos en plan positivo, algo bueno tiene: es un día menos para llegar a la jubilación. El que no se conforma... lunes, historias
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