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1101. Martes, 8 enero, 2008

 
Capítulo Milésimo centésimo primero: "¿Cómo es que, siendo tan inteligentes los niños, son tan estúpidos la mayor parte de los hombres? Debe ser fruto de la educación". (Alejandro Dumas, 1803-1870; escritor francés)

Hay quienes piensan que las puertas más que para entrar y salir, están colocadas en los sitios en los que están colocadas para que ellos demuestren sus buenos modales.

Y ya no hablo sólo de esa costumbre que tienen de, en cuanto ven alguna, abalanzarse como unos posesos sobre ella para abrírtela, que también (¡tengo manos!) sino de ese empeño que ponen en quedarse aguantándola hasta que llegas a ella. Aunque estés a varios kilómetros de distancia.

No me gusta que me abran la puerta, ni mucho menos que la mantengan abierta con la coartada de que ya estoy llegando. No me gusta que la gente se crea que sus buenos modales tienen que ser verdades absolutas compartidas por el resto y, sobre todo, no me gusta tener que elegir entre ser un hipócrita dándole las gracias por hacer algo que me molesta soberanamente, o ser un maleducado por callarme y no reconocerles lo que ellos consideran todo un detalle que hay que agradecerles.

Encima.

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