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1181. Martes, 13 mayo, 2008

 
Capítulo Milésimo centésimo octogésimo primero: "Me encanta el olor del Napalm por la mañana" (Apocalypse now, Francis Ford Coppola; 1979)

A raíz de alguna voz más alta que otra, Alejandro Dumas y un conocido político de la época acabaron retándose a duelo.

Como ambos eran grandes tiradores decidieron -de mutuo acuerdo- no enfrentarse en un campo de honor, optando porque el perdedor se pegase un tiro él mismo.

Por deseo expreso del escritor el rito tuvo lugar un martes y trece. Perdió Dumas y, acto seguido, entró en su despacho. Cerró la puerta y sus amigos, cabizbajos, escucharon el disparo. Pero, al instante, apareció Dumas fumándose un puro. “Señores, ha ocurrido un desastre inesperado” -dijo, solemne-. “He fallado”.

Los martes y trece es lo que tienen, hasta las cosas más sencilas te pueden salir mal. Por eso, hoy, casi mejor que no hagamos nada. Por si acaso.

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