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1197. Jueves, 5 junio, 2008

 
Capítulo Milésimo centésimo nonagésimo séptimo: “Para ser hay que ser percibido, o si un árbol cae en el bosque y no hay nadie para escucharlo, ¿hace ruido el árbol?” (Bishop George Berkeley, 1685-1753; escritor irlandés)

Los filósofos griegos han pasado a la historia por el uso de la dialéctica y el raciocinio diciendo cosas tan sensatas como que todo sale del agua (Tales de Mileto), que de donde sale todo es del aire (Anaximenos), que no, que el origen de todo es el fuego (Heráclito), que no se sabe, pero lo que sí es seguro es que el hombre desciende del pez (Anaximandro), y que nadie se baña dos veces en el mismo río (Heráclito otra vez).
- Pero eso del río es una tontería.
- Hombre ya sabe usted que el agua nunca es la misma.
Y ya estaba. Ya tenían suficiente para animar una conversación, incluso para hacer creer que había una conversación. Y así podían estar varios años sin llegar a conclusión alguna. Bastaba con llevarse la contraria.
- ¿El amor? El amor es una locura, pues el deseo nubla la razón.
- Ahhhh no, el amor es una injusticia pues sólo se ama la belleza, y a los feos que los parta un rayo.
- Una incoherencia, eso es lo que es el amor pues también sienten deseos los que no aman.
- No, el amor no es más que una extravagancia ya que algunos no podemos amar si no tenemos más de tres al lado.
Y luego nos dicen que desde que vemos televisión nos hemos vuelto más tontos. Pues no veo yo tanta diferencia entre leer a los clásicos y vegetar delante de telecinco. Por ejemplo.

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