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1215. Lunes, 21 julio, 2008

 
Capítulo Milésimo ducentésimo decimoquinto: “Si no he vuelto en 5 minutos... ¡esperen un poco más!" (Jim Carrey en Ace Ventura, Tom Shadyac; 1994)

Casi todos sabemos que el Everest, en el Himalaya, es la montaña más alta del mundo, pero pocos saben cuál es la segunda. Casi todos sabemos que Neil Armstrong fue el primer astronauta que pisó la luna, pero muy pocos saben quién fue el segundo en hacerlo. Casi todos (al menos los que por tener unos añitos de más “la eso” siempre ha sido un pronombre demostrativo con el artículo cambiado) sabemos que Charles Lindbergh fue el primer piloto que cruzó en solitario el Atlántico norte, pero casi nadie conoce el nombre de la segunda persona que lo hizo. Casi todos somos capaces de decir el nombre de la primera persona con la que copulamos (copular parece ser la única palabra libre –por ahora- de los filtros capablogs), pero muy pocos recuerdan el nombre de la segunda con la que lo hicieron.

Pues la segunda montaña más alta del planeta es el K2 en el Karakorum (Pakistan), una montaña considerada sagrada para los pueblos que la habitan; el segundo hombre en pisar la luna fue Buzz Aldrin, que realizó un paseo notablemente más largo que su compañero y fue el encargado de traerse una buena muestra de rocas lunares que sirvieron para desarrollar un puñado de inventos que hoy nos resultan imprescindibles. La segunda persona en cruzar el Atlántico norte en solitario fue Bert Hinkler, que por cierto tardó mucho menos tiempo consumiendo bastante menos combustible que su antecesor.

Y la segunda vez siempre es mucho mejor.

Por cierto, soy el segundo de mis hermanos.