Te sientes acorralado. Sin que te des cuenta se han acercado tanto que, además de impedirte cualquier movimiento, puedes detallar sin mucho margen de error, sus empastes, el color -entre blanco y rosado- de su lengua, si acaba de beberse un solysombra, y hasta que tipo de desodorante lleva... sobre todo si no ninguno. Incluso hay un término para definir esta pérdida de la intimidad: Proxemia
Hay gente extraña con la incómoda manía de acercarse tanto para hablar contigo que invade tu espacio vital. Y, aunque disimuladamente -o no- retrocedas, te seguirá hasta acorralarte.
Solución: mantener la calma, inspirar, expirar y soltarle de carrerilla: "mira, no te asustes, pero tenía un picor tremendo, he ido al médico y me ha dicho que no me preocupe, que sólo son ladillas, eso sí, ten cuidado y no te acerques mucho no sea que...ya sabes."