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1100. Viernes, 4 enero, 2008

 
Capítulo Milésimo centésimo: "El eructo es un pedo que te vio cara de culo". (Juan Pablo T. 34 años, poeta conceptual)

Desde muy pequeñita, la Marquesa de Sevigné había sido una acérrima defensora del chocolate, producto que ella misma devoraba sin control a cualquier hora y en cualquiera de sus formas. Pero un mal jueves de mayo de un peor y fatídico año de 1671, a la pobre marquesa se le fue la mano y por su glotonería sufrió un empacho del que tardó casi una semana en recuperarse.

Por culpa de aquel incidente, la desdichada señora pasó de ser la gran defensora del chocolate, a considerarlo como el causante de (casi) todos los males de la humanidad.

Su teoría sobre lo perjudicial del susodicho manjar se vio confirmada cuando su gran amiga, la Marquesa de Coetlogon, quedó embarazada y la muy inconsciente, a pesar de su estado y de las recomendaciones de su amiga para que dejara de comer y beber aquel producto del diablo, continuo consumiéndolo como si tal cosa.

El resultado lo contaba la propia Marquesa de Sevigné unos cuantos meses después:
".. por su soberana inconsciencia y por hacer caso omiso a mis buenos consejos, tomó tanto chocolate cuando estaba en cinta, que dio a luz a un niño negro".
Era la prueba, irrefutable por supuesto, que demostraba como aquel brebaje amargo traído de mundos paganos, y al que conocían con el satánico nombre de xocoatl, no era más que una poderosa arma manejada a su antojo por el mismísimo Lucifer.

Y eso por más que en la corte se murmurara que precisamente el año anterior a ese nacimiento, a la Marquesa de Coetlogon le llevaba cada día el chocolate un guapo y cariñoso esclavo africano.

Y una última cosa. La fotografía de abajo, extraordinaria exclusiva sin duda, corresponde (según la agencia que nos la ha vendido) al momento en que uno de sus majestades (sin identificar) ha dejado deja su coche aparcado unos instantes para entrar por la correspondiente ventana y cumplir con su trabajo, demostrando lo que todos sospechábamos: que lo de los camellos son de atrezzo y que, en realidad, estos tíos usan las últimas tecnologías para realizar su labor. Buenos Reyes y hasta el martes.