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1351. Jueves, 19 febrero, 2009

 
Capítulo Milésimo tricentésimo quincuagésimo primero: "Hay más personas desgraciadas por la falta de lo superfluo que por la falta de lo necesario”. (Joseph Pelet de la Lozère, 1785-1871; político francés)

Uno, en su candidez, siempre creyó que tener dinero -pero mucho dinero-, equivalía a una vida regalada llena de lujos y comodidades. ¡Ingenuo de mí! Resulta que los ricos no sólo también lloran, sino que, como todo hijo de vecino, también esperan. Valga una pequeña muestra del enorme calvario que tienen que sufrir los pobres ricos cada vez que necesitan apartarse de su rutina cotidiana.

Por ejemplo, para una simple escapada al delta del Okavango, Botswana, campamento de Mombo, en Chie Island (a partir de 3.500 euros la noche), la lista de espera no baja de los dos años. Y una estancia en Afagiri Village (Kenia), al sur de Monbasa, villa africana compuesta por cuatro mansiones con vistas al océano índico, decoradas con estilo africano, piscina privada y campo de golf comunitario (cuyo alquiler está entre los 1.000 y los 5.000 euros por día), tiene una lista de espera entre cinco y siete meses.

Peor lo tienen estos pobres si quieren viajar un poco más lejos. Es lo que ocurre con los vuelos de gravedad cero a la Estación Espacial Internacional (ISS). El próximo, que será el mes de marzo, ya está ocupado (por Charles Simonyi, un millonario húngaro) aunque puede uno apuntarse para el siguiente (en el 2011) siempre que lo haga cuanto antes debido al gran número de solicitudes. En el precio, que es de 28 millones de euros por persona, va incluido un programa de entrenamiento intensivo de seis meses.

Siguiendo con los viajes largos, tampoco es fácil pasar unos días de vacaciones en el Galactic Suite, hotel en construcción orbitando a 450 km de la tierra y cuyos primeros turistas llegarán en el 2012. Proyectado por el arquitecto catalán Xavier Claramunt, tiene una estructura de cuatro módulos que, en forma de racimo de uvas, estarán conectados a través de un núcleo central. Durante las cuatro jornadas de estancia máxima permitida, los turistas verán salir y ponerse el sol 15 veces al día mientras dan una vuelta a la Tierra cada 80 minutos. Se debe reservar cuanto antes ya que, a pesar de que hasta ahora sólo hay 40 personas inscritas, su reducida capacidad (máximo de cuatro turistas y dos tripulantes a la vez) hace que el tiempo de espera para acceder a él sea largo. En los 3.000.000 de euros que cuesta el viaje de ida y vuelta y la estancia de cuatro días, se incluye, como detalle para clientes, el entrenamiento espacial y una semana en el caribe con la familia.

Algo más cerca -pero igual de complicado- está alojarse en el hotel Burj Al Arab (Dubai, Emiratos Árabes), siete estrellas. Entre 3.000 y 19.000 euros por persona y noche. Hay una lista de espera de más de seis meses.

Tampoco está fácil el mundo del mar. Pasar unas relajadas vacaciones en un velero indonesio; barco de madera con 50 metros de eslora y capacidad para diez personas (entre 40.000 y 50.000 euros la semana), necesita reserva de entre 9 y 11 meses antes. Más asequible podría ser realizar un tranquilo crucero en el Queen Mary, de la compañía naviera Cunard Line (el precio del viaje oscila entre los 2.270 y 3.590 euros por persona) pero la lista de espera ronda los cinco meses.

Y qué decir de asistir a algún espectáculo. Ir al concierto de Año Nuevo en Viena -con entradas entre 100 y 3.650 euros- tiene una lista de espera de más de un año (ya están agotadas todas las localidades para el 2010). Asistir al Festival de Bayreuth, en Babiera, Alemania, del 25 de julio al 28 de agosto, con entradas a partir de los 4.200 euros, tiene una lista de espera de ocho meses.

Tampoco tienen fácil salir a cenar. La lista de espera en un restaurante de moda como el Diverxo, en Madrid (abierto de martes a sábado y con capacidad para 20 personas) es de dos meses... y subiendo. En el Atmósfera, en Milán, Italia, un antiguo tranvía y restaurante en el que 24 persona cenan en marcha con las mejores vistas de la ciudad, la lista de espera está en 75 días.

Más complicado tienen comprarse un coche. Un Morgan aero 8, coche deportivo diseñado en el Reino Unido y fabricado artesanalmente a gusto del comprador, con un precio de 110.361 euros, tiene una lista de espera de un año. El Audi r 8, deportivo, producido en Alemania con carrocería de aluminio y motor central, tapizado en cuero y fabricado íntegramente a mano (precio de 129.220 euros) también tiene lista de espera de un año. O el último Lamborghini, el Gallardo, (su nombre, como todos los de la casa Lamborghini, tiene origen taurino, en este caso de una ganadería del siglo XIII) un deportivo italiano biplaza con carrocería de aluminio, motor situado en la parte central trasera, tracción a las cuatro ruedas y asientos están recubiertos de piel. Su precio, 190.895 euros, no impide que la lista de espera esté entre los ocho y los quince meses.

Son sólo algunos ejemplos que demuestran lo evidente: en todas partes cuecen habas. Y es que, tanto quejarse de las listas de espera y resulta que hasta el más potentado de entre los potentados tienen que pasar por alguna de ellas. Y sí, vale, reconozco que no es lo mismo estar en una lista esperando una chapaypintura de próstata, por ejemplo, que para pasar unos días en un velero indonesio mientras te hacen masajes tántricos, pero el refrán lo deja bastante claro: el que espera desespera. Y a ellos, que no están acostumbrados, les cuesta mucho más. El resto no dejan de ser detalles que no cambian el espíritu de la sentencia.