Capítulo Milésimo cuadringentésimo sexagésimo primero: “Una lengua aguda es el único instrumento de corte que se afila por el uso constante”. (Washington Irving,1783-1859; escritor estadounidense) En la mayoría de los hombres hay dos datos incontestables que indican la irremediable entrada en la edad talluda (los de la
logse deben sustituir -para entender el concepto-,
"edad talluda" por
vejez, de nada). Uno es la aparición en nosotros del
efecto airbag, efecto mediante el cual cierta parte de nuestro cuerpo -hasta entonces más o menos plana-, comienza a desplegarse casi a la misma velocidad con que la que se hincha el
airbag de un coche coreano después de chocar contra un árbol. Y tan difícil de hacerla volver a su posición anterior como resultaría recolocar el susodicho artefacto.
La segunda es la demostración
in person de la existencia del primer principio de la termodinámica, principio mediante el cual uno puede demostrar con toda rotundidad que el pelo no se crea ni se destruye, simplemente se transforma, desapareciendo de la cabeza para aparecer en otros puntos: dentro de las orejas y de la nariz. Básicamente.
Cuestión que nos lleva a la verdadera esencia de esta entrada: ¿para cortarse los pelos de la nariz o/y orejas vale con esas tijeras curvadas que venden en los
todoacien por sesenta céntimos (con su mango de imitación de
carey y todo)?... ¿O es preferible estirarse un poco y trasnochar para pedir en la teletienda el
hairtechturbo3000 que, y según los testimonios recogidos de gente anónima de la calle que tan amable y desinteresadamente ellos mismos nos proporcionan, les ha cambiado radicalmente la vida ¡por sólo 39,95 euros más gastos de envío!?
Tantas dudas y tan poco tiempo... y sólo es lunes. Va a ser una semana muy larga.