-   


  

1620. Viernes, 21 mayo, 2010

 
Capítulo Milésimo sexcentésimo vigésimo: "Nuestro defecto es aprender más por la escuela que por la vida" (Sénecaucio Anneo Séneca, 4 a. C.- 65; filósofo romano)

Perdió la cuenta nada más entrar en la adolescencia, pero Mae West (1893-1980) tuvo tantos amantes a lo largo de su vida que bien pudiera haber aparecido -con mención de honor- en el Libro Guiness de los Records. Ni los estragos de la edad llegaron a calmar sus ardores y con los sesenta más que cumplidos aún reclamaba amantes diarios. Fue precisamente aquella época en la que confiesa haber tenido un apaño, cuyo nombre era Ted, con el que retozó durante quince horas seguidas. Sólo les ponía una condición a todos: que tuvieran el pene grande.

¿Enfermedad? Pues no, simplemente educación, aprendizaje y motivación. Comenzó en el teatro musical a los cinco años y ya desde entonces su madre había hecho todo lo posible por favorecer la promiscuidad de su hija. Lo cuenta ella misma en su autobiografía “Las diosas no saben qué hacer con él” (1959). Y es que, está claro, nada como tener una madre que te aliente y te anime para que puedas realizar todo aquello que te propongas en la vida.