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1634. Lunes 14 junio, 2010

 
Capítulo Milésimo sexcentésimo trigésimo cuarto: "El único hombre que es realmente libre es aquel que puede rechazar una invitación a cenar sin dar una excusa" (Jules Renard, 1864-1910; escritor francés)

La hembra de un león, –leona- era hace 3.000 años tan atractiva para su compañero de manada como lo puede ser hoy. Y una miss cerda de cualquier piara medieval (con buenas carnes prietas y culo de mármol), entusiasmaría igualmente –mil años más tarde- a cualquier cerdo del siglo XXI… por poco salido que estuviera. Su información genética apenas ha variado y, al menos estéticamente, ambos animales, igual que (casi) el resto de bichos, siguen teniendo los mismos gustos.

Pero si observamos en una foto a una misspersona humana- de hace apenas un par de décadas notaremos que, más que belleza, en aquellas imágenes sólo hay nostalgia. Lo mismo ocurre con las estrellas del cine en blancoynegro, de poner verracos (cerdomachoreproductor) a toda una generación, ahora hubieran pasado completamente inadvertidas. Hasta el símbolo por definición de belleza, Cleopatra, -la misma que envició (enchochó) –¡y de qué manera!- al pobre Marco Antonio-, hoy sería un coco de mujer, sobre todo teniendo en cuenta que era, tal y como dictaba la moda de aquel entonces, completamente calva

Es lo que pasa cuando, al contrario que el león o el cerdo que ya hace siglos que no tienen necesidad de andar cambiando para conseguir sus objetivos, nos falta tanto para dejar de estar tan mal hechos.