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1708. Jueves, 4 noviembre, 2010

 
Capítulo Milésimo septingentésimo octavo: “Las inteligencias grandes discuten las ideas, las inteligencias medias los sucesos; y las pequeñas, las personas” (Proverbio italiano)

A diferencia de otros idiomas en los que el verbo “ser” y estar” se conjugan a partir del mismo vocablo, por estos lares solemos diferenciar estas dos formas de expresión. Si las cosas de la lengua no han cambiado desde que servidor usaba pantalón corto (pleistoceno mediante) “ser” solía indicar una condición perpetua mientras que “estar” hacía referencia a algo momentaneo, a algo pasajero. Antes se podía estar en-fermo , estar en-amorado, estar en-simismado, estar en-tero, estar en Babia, estar en reposo, estar en casa… y así un sin fin de combinaciones. Y digo antes, porque hace pocos días en la salida de un centro comercial me crucé con un ciudadano anónimo (presuntamente) que acabó descubriéndome una nueva manera de “estar en”. Mientras el sujeto salía por la puerta giratoria con una mano en la oreja y la otra gesticulando al vacío, dijo escuetamente: “Ahora estoy en el móvil”. ¡Toma ya! No me diréis que no es una nueva posibilidad de “estar en” por reducidas que sean las dimensiones del artilugio.