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1552. Viernes, 5 febrero, 2010

 
Capítulo Milésimo quingentésimo quincuagésimo segundo: “Sin el tiempo, esa invención de Satanás, el mundo perdería la angustia de la espera y el consuelo de la esperanza” (Antonio Machado, 1875 - 1939; poeta español)

Abro un libro (el aburrimiento es muy malo), y empiezo a leer la introducción (que, casualmente, es lo primero que trae):
"Procedente de la India, el tantra no es sólo una técnica sexual sino que va más allá y busca la unión total entre los integrantes de la pareja y su comunión con el mundo. El tantra realiza una búsqueda interior y aprovecha la energía del sexo para fomentar la vitalidad, la fuerza interior y el placer. El tantra en una forma de vivir y de actuar que participa en muchos aspectos de nuestra vida".
Mal empezamos. Vale, muy bien, "eso" es el tantra, es decir, una frase muy larga y que queda muy bien (como la mayoría de ellas) pero que no me aclara nada de lo que yo estaba buscando desde que me interesé por el tema cuando en una revista leí aquello tan prometedor de: "... el tantra puede alargar los encuentros amorosos durante horas, involucrar en ellos a todos los sentidos, incrementar el placer y volverlo más exquisito".

Uno es así de espiritual.

No me desanimo y sigo leyendo:
"El tantra propone aprovechar la kundalini, es decir, la energía psicosexual sagrada, localizada en la zona sacra, y elevarla mediante ejercicios y la respiración, hasta que pase por los siete chakras. En el momento en que el individuo consigue liberar su energía está en armonía consigo mismo y el mundo. Para practicar el tantra correctamente se requieren años de experiencia".
Y hasta aquí. ¡Hala! ¿Años practicando? ¿Años buscándote los chakras a estas edades? ¿Pero qué se han creído? Y encima sin garantías. Imagínate que después de taitantos años, dos meses, tres semanas y dieciocho días intentando aprovechar la kundalini estás a punto de controlar el sexto chakra y, de repente, te das cuenta que por haber bebido agua del grifo (anda y que no tienen plomo las tuberías), o por haber comido más gominolas caducadas que de costumbre (los efectos de los colorantes en el sexto chakra no están muy documentados, creo), se te ha atrofiado el séptimo y no puedes seguir.

Hombre que no es serio. Por supuesto que todos queremos alargar los encuentros amorosos, involucrar en ellos a todos los sentidos, incrementar el placer, volverlo más exquisito... bla, bla, bla; y hasta, si me apuran, a ir a buscar los chakras allí donde estén, pero claro.. todo antes de cumplir los 111 años (la viagra es buena pero no es lourdes). Que no digo yo que no exista otra vida después en la que poder aplicar la técnica que con tanta paciencia podemos aprender ahora, pero a ver quien te garantiza que al final no acabas reencarnándote en un eunuco cualquiera. Por ejemplo. Hasta el lunes pues.