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1588. Miércoles, 7 abril, 2010

 
Capítulo Milésimo quingentésimo octogésimo octavo: "Los buenos modales son como el cero en aritmética; acaso no representen mucho por sí solos, pero pueden aumentar considerablemente el valor de todo lo demás” (Freya Stark, 1893 - 1993; exploradora británica)

Ayer dicen que hubo fútbol (¡y cuándo no es fiesta!). El sábado dicen que hay fútbol (¡y cuándo no es fiesta!). Visto los comentarios con los que nos machacan estos días los partidos deben de ser importantes (¡y cuándo no es fiesta!). Los fanfarrones -de uno y otro lado- hacen sus apuestas a cual más tonta (¡ y cuándo no es..! bueno eso). Luego, pierdan o ganen, no las cumplen. Ya no hay palabra, ya no hay honor, todo se queda en bravuconadas. Deberían de tomar ejemplo. Geoffry Huis, 26 años en febrero del 2005, jugador de rugby galés, a pocos días de jugar un partido con su selección frente a Inglaterra -y mientras tomaba unas cervezas en un pub de Caerphilly- le hizo una promesa a su amigo Gethin Probert: “si ganamos me corto las pelotas”.

Días más tarde su selección, que había perdido durante los quince años anteriores, ganaba el partido 11 a 9. Una vez terminado, Huis se fue a casa, cogió unas tijeras, se metió en su retrete y, como le había prometido a su amigo, se cortó las pelotas… que metió tranquilamente en una bolsa y que hubiera llevado al pub si no llega a ser porque perdió el conocimiento en medio de un charco de sangre cuando intentaba ponerse en marcha. El médico sólo pudo suturar el corte y (imagino yo) dale un volante para su psiquiatra.

Que aprendan de los mejores… o que se callen.